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LA NUEZ DE ARRIBA: Visitante que dejas...

4. Quiero decir -amor- aquel encuentro
y su dulzura breve:
el girasol con una abeja dentro
del amarillo, que a girar se atreve;
cálido el musgo, la hojarasca en llamas
y el abrazo tan ciego,
que hasta el humilde olor de las retamas
volaba ardiendo, como puro fuego

Una paloma -fina gemidora-
en su orilla de espera.
¿Canta el granado?... ¿Palpitando llora
ausente datilera?...
Enamorados ríos
van por mi frente, con su dulce peso,
y endulzados rocíos
dan a la rosa su color espeso.

Nuestra amistad humana
en la casa de arrimos y de antojos;
yedra madura, siempre en la ventana,

y pardas golondrinas en mis ojos;
el amor y su muerte
por el ángel del beso conducidos,
y el beso que convierte
en verano frutal nuestros sentidos

Un verano cautivo
descubro por camino de rumores;
lo encuentro, rojo y vivo,
detrás de un palpitar de ruiseñores;
espacio de añoranza,
pulsación de radiante mediodía
son mi césped de ayer -en lontananza-
repitiendo sus valles todavía

Visitante que dejas
este rumbo tenaz, de pensamiento;
tañedor que en la música te alejas
y vuelves con tus arpas, como el viento;
la casa te reclama
en sombra iluminada y en neblina,
y antigua flor proclama
el bosque amigo y tu especial colina.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
¿Por qué sien, por qué vena
debes volver -amor- a tu posada?
¿En qué oscura azucena
he de salvar mi abeja lacerada?
Decid, decid cantando
el prado, el río, el colmenar sin dueño,
y sabed que demando
un amor vivo en este amor de sueño.