El rencor aleja, endurece, contrae y nos empequeñece. El perdón nos da, ni más ni menos, la posibilidad de volver a empezar, de volver a creer.
•Cuando la Fortuna nos descubre su bello rostro, es precisamente cuando la tormenta comienza a cernerse sobre nuestra cabeza. Píndaro (518-438 a. C.) poeta griego.
•A misa, no se va con prisa.
•A misa temprano, nunca va el amo.
No con quien naces, sino con quien paces.