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LA NUEZ DE ARRIBA: El destino de las flores...

El destino de las flores

La mano de un caballero,

de un caballero mundano,

cortó una orquídea preciada,

que en el tibio invernadero

del gran parque cortesano

creció cual niña mimada.

Y la llevó a los salones

donde, entre danzas y gritos,

la tiestas mundana hervía

con todas las tentaciones

y todos los apetitos

que Satanás encendía.

«! A la reina del placer»,

dijo el gentil caballero,

y ufano la flor le dio

a una elegante mujer

que con talante altanero

sobre el seno la prendió.

La ardiente atmósfera henchían

brillantes luces que herían

y aromas embriagadores,

y pláticas seductoras,

y cascadas de colores,

y músicas tentadoras...

Y aquella flor delicada

sólo por brisas mecida

que ella de aromas empapó,

ahora danzaba asfixiada

por la atmósfera encendida

que su perfume sorbió.

Su muerte, ¡qué triste fué!

Ciega de rabia y despecho

por celos de no sé qué,

su altiva dueña, irritada,

se la arrancó de su pecho

y al suelo arrojóla airada.

Y dos o tres caballeros

distraídos y altaneros

que platicando pasaron,

con sus pies la mancillaron,

y se alejaron ligeros

¡y muerta allí la dejaron!