Fotos nuevas, muy bonitas Fernado.
Un saludo
TOROS
I. QUÉ CUENTAN LAS FÁBULAS
EL LEÓN Y EL TORO.
Un león que vigilaba a un toro enorme resolvió engañarlo para poder
atraparlo. Le invitó así a compartir con él un cordero que dijo haber
sacrificado con la idea de matarlo cuando se recostara en la mesa. Pero el toro
se fue sin abrir la boca después de ver que allí no había ningún cordero y sí
varias calderas y enormes parrillas. El león le reprochó que se marchara de
ese modo y le pregunto por qué lo hacía, pues nadie le había causado daño. El
toro respondió: “Tengo mis razones, y es que he observado que todo está
dispuesto para un toro, no para un cordero”.
La fábula nos muestra que los hombres juiciosos no se dejan engañar
por la tretas de los perversos.
(Esopo, núm 210)
Un saludo
TOROS
I. QUÉ CUENTAN LAS FÁBULAS
EL LEÓN Y EL TORO.
Un león que vigilaba a un toro enorme resolvió engañarlo para poder
atraparlo. Le invitó así a compartir con él un cordero que dijo haber
sacrificado con la idea de matarlo cuando se recostara en la mesa. Pero el toro
se fue sin abrir la boca después de ver que allí no había ningún cordero y sí
varias calderas y enormes parrillas. El león le reprochó que se marchara de
ese modo y le pregunto por qué lo hacía, pues nadie le había causado daño. El
toro respondió: “Tengo mis razones, y es que he observado que todo está
dispuesto para un toro, no para un cordero”.
La fábula nos muestra que los hombres juiciosos no se dejan engañar
por la tretas de los perversos.
(Esopo, núm 210)
Todas las fotos son "auténticas", muy guapa.
Luchaban dos toros por la posesión de una becerra, y una rana suspiraba
contemplando su combate.
- ¿Qué te sucede? –le preguntó- un habitante del pantano.
- ¡Ay! –respondió aquélla-. ¿No veis que el fin de la batalla será el destierro de
uno, y que el otro, al derrotarle, le expulsará de los campos floridos? Ya no reinará en
la hierba de las praderas, y vendrá a nuestros pantanos a reinar en los juncos y
malezas, aplastándonos con sus pies contra el fondo de las aguas. Hoy una y mañana
otra, todas sufriremos por el combate que ha proporcionado la señora becerra.
Era un temor de muy buen sentido. Uno de los toros fue, en efecto, a refugiarse
en su pantano, aplastando veinte ranas cada día.
¡Ay, bien se ve que en todo tiempo los débiles tienen que sufrir a causa de las
atrocidades de los poderosos!.
Luchaban dos toros por la posesión de una becerra, y una rana suspiraba
contemplando su combate.
- ¿Qué te sucede? –le preguntó- un habitante del pantano.
- ¡Ay! –respondió aquélla-. ¿No veis que el fin de la batalla será el destierro de
uno, y que el otro, al derrotarle, le expulsará de los campos floridos? Ya no reinará en
la hierba de las praderas, y vendrá a nuestros pantanos a reinar en los juncos y
malezas, aplastándonos con sus pies contra el fondo de las aguas. Hoy una y mañana
otra, todas sufriremos por el combate que ha proporcionado la señora becerra.
Era un temor de muy buen sentido. Uno de los toros fue, en efecto, a refugiarse
en su pantano, aplastando veinte ranas cada día.
¡Ay, bien se ve que en todo tiempo los débiles tienen que sufrir a causa de las
atrocidades de los poderosos!.
Pugnaba un toro por atravesar una puerta estrecha, detenido por sus cuernos y
sin poder pasar al pesebre; quiso un novillo enseñarle cómo debía inclinarse.
-Cállate –le dijo el toro-, que eso me lo sabía yo antes de que tú nacieras.
Algunos quieren enmendar a quienes más que ellos saben; para tales se escribe
esto.
sin poder pasar al pesebre; quiso un novillo enseñarle cómo debía inclinarse.
-Cállate –le dijo el toro-, que eso me lo sabía yo antes de que tú nacieras.
Algunos quieren enmendar a quienes más que ellos saben; para tales se escribe
esto.