¿A qué hora, en cuál de estos
espejos,
recuperar la imagen de aquel niño?
No la imagen del niño que se peina
para ir a la
escuela, sino el otro
que restriega los párpados y esparce
los restos de otras caras contra un número.
Mi corazón da pistas. Pero el vidrio,
¿me sabría orientar con vibraciones
dirigidas al cuarto en que despierta?
¡O el niño, abandonados los
reflejos ... (ver texto completo)