LA NUEZ DE ARRIBA: Plácida Viel, Beata...

Plácida Viel, Beata

Virgen, 4 de marzo

Superiora General de la
Congregación de las Escuelas Cristianas de la Misericordia
Martirologio Romano: En el cenobio de Saint-Sauveur-le-Vicomte, de
Normandía, en Francia, beata Plácida (Eulalia) Viel, virgen, que
brilló por su celo y humildad, dirigiendo la Congregación de las
Escuelas Cristianas de la Misericordia (1877).

Etimológicamente: Plácida = Aquella que posee un carácter tranquilo,
viene del latín.

Fecha de beatificación: el 6 de mayo 1951 por el Papa Pío XII.
Victoria Eulalia Jacqueline Viel, que un día sería superiora general
de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, nació
en el pueblecito normando de Val-Vacher. Era la octava hija de un
agricultor y su instrucción se redujo a siete años de escuela
primaria, en la ciudad de Quettehou. La beata era seria y tímida por
temperamento. Hasta los diecisiete años, vivió la existencia tranquila
y ordenada de una hija de agricultor, encargada de hacer casa a su
hermano. A esa edad fue a visitar a una tía suya, que era religiosa en
el convento de Santa María Magdalena Postel, en Saint-Sauveur-le-
Vicomte. La visita impresionó tanto a la joven, que decidió ingresar
en la comunidad. Fue admitida y tomó el nombre de Plácida.

La madre Postel, que tenía ya ochenta años, vio en la joven religiosa
a una sucesora ideal para el gobierno de la congregación. Así pues,
cuando Plácida terminó sus dos años de noviciado, asistió a unos
cursos intensivos en la escuela normal de Argentan y después fue
nombrada profesora en un pensionado. Al mismo tiempo, la santa
fundadora la iba iniciando en los deberes y responsabilidades de la
administración y aun la mandó a abrir algunas nuevas casas. A los
cinco años de vida religiosa, Plácida fue nombrada maestra de
novicias, pero bien pronto tuvo que dejar el cargo para ir a París a
reunir fondos para la restauración de la iglesia en la abadía de
Saint-Sauveur y a arreglar otros asuntos de importancia.

Santa María Magdalena Postel murió el 16 de julio de 1846. El capítulo
general de las Hermanas de las Escuelas Cristianas escogió a Plácida
para sucederla. La hermana María, su tía, esperaba ser elegida y,
aunque la nueva superiora le dio mucha autoridad y responsabilidades,
la hermana María, que ya desde antes se había mostrado hostil a su
sobrina, obstaculizó mucho el gobierno de la madre Plácida durante los
diez años siguientes. Para evitar esa dificultad, la beata residía el
menor tiempo posible en la casa matriz y, mientras vivió su tía,
gobernó la congregación "desde los abruptos y tortuosos caminos y
senderos del centro y el oeste de Francia." En efecto, durante esa
época, beata viajó mucho por Francia para recoger fondos y visitar los
conventos de la congregación, que crecía rápidamente. Trabajó con
particular empeño por obtener la aprobación oficial de la
congregación. Las negociaciones fueron muy laboriosas y en una
ocasión, la beata tuvo que hacer un viaje secreto a Viena para ver al
conde de Chambord.

La madre Plácida fue superiora general durante treinta años y la
congregación prosperó mucho bajo su gobierno; se multiplicaron los
orfanatos, las casas de cuna, los talleres y las escuelas primarias
gratuitas. Una de las más famosas fundaciones fue el orfanato del
Sagrado Corazón de María, en París, donde en 1877, había ya 500 niños.
La beata pudo también llevar felizmente a término la reconstrucción de
la gran iglesia de la casa matriz, emprendida por la fundadora. El
cardenal Guibert, arzobispo de Burdeos, hablando de la situación de
Francia en 1870, aplicó a la madre Plácida lo que se había dicho de la
Beata Ana Javouhey: "Sólo conozco a una persona capaz de restablecer
el orden en Francia: la madre Plácida, del convento de
Saint-Sauveur-le-Vicomte". La impresión que dejan la vida y las
realizaciones de la beata es la de que fue una religiosa de gran
encanto personal y buen humor, serenamente decidida a hacer por las
niñas lo que San Juan Bautista de la Salle había hecho por los niños.
Durante su gobierno, se abrieron en Normandía treinta y seis colegios
para niñas pobres y se suprimió como libro de lectura "Les ordonnances
de Louis XIV."

La vida de la beata fue muy sencilla en todos sentidos. No tuvo
pruebas espirituales especiales ni gracias místicas. Sin embargo, no
faltaron algunos hechos milagrosos, que ella atribuía a la intercesión
de la madre Postel por cuya beatificación trabajó mucho. Su muerte
ocurrió el 4 de marzo de 1877, cuando tenía sesenta y dos años de
edad.

Bajo su gobierno, el número de conventos de la congregación aumentó de
treinta y siete a ciento cinco y el número de religiosas, de ciento
cincuenta a más de mil.