Abro la puerta y entras hasta mi almohada, tal y como llegaste. Me está llamando el ayer. muy fuerte. en el maisaje, y en el canto de pájaros que admirabas.
Llegaste y como rembrabas de ternura, te prendí una rosa en tu pecho ya ondulado: caminabas hacia mujer... y ciertamente yo me preguntaba el porque mi jadeante timidez.
Llegaste para permanecer en lo hondo de mi memoria: la distancia no ha apagado aquellos suspiros entre los chopos del río, cuando en sueños, vol´´bamos hasta una nube blanca que se asomaba por los cerros.
Teníamos la bendita costumbre de apartarnos de muchachas y muchachas, con los qyu habíamos camina do hasta el río: nos cfobijábamos en el rincón de nuestros silencios y pequeñas cosas que si nos procuraban una cierta felicidad.
El pueblo quedó atrás. Atras, no lejos también los muchachos y muchachas: por entre los chopos del río nos llegaban sus gritos de alegría.
Éramos amigos: mucho mas que amigos mas de una vez me repetias mientras cobijabas tu mano diminuta en las mías... Este gesto se repetía cuando los otros no estaban. como un río caliente me resbalaba por el cuerpo. te miraba y me callaba.
¿Porque ese afán vuestro de paseár por el molino?- Preguntó una de las muchachas. Otra insinuó picardías y una última dijo: Yo ne me acercaría sola hasta el molñino, podría haber algun hombre malo escondido entre sus ruinas.
Tu y yo callábamos. Tu y yo sabíamos que nos gustaba compartir silencios, y algo a lo que no sabíamos dar nombre, y, que ciertamente era ternura.
Era fiesta, y a fiesta sonaron las campañas del pueblo
En las laderas se escuchaba la voz der los pastores y el balar de los corderos. Los pájaros revoloteaban en lo alto de los arboles: Seguramente los pájaros se quieren...1Claro que se aman- Dije y nos miramos sin acertar a decir mas cosas, que sin duda pensábamos.
Yo te buscaba flores y no siempre las encontraba... y porque la primera flor me la premiaste con un beso en la mejilla, que luego se hizo costumbre.
Tu y yo ya sabíamos cosas que callábamos. Si que sabíamos que hasta el silencio era gozo... y que el canto de los pajaros, era como magia en tus manos, que buscaban las mías.
El último día dijiste:
-Tu crees que mañana, tu y yo... seremos novios, como esos mas mayores, que pasean juntos por la carretera? Yo te dije que sí y que si quería ya lo éramos y que sería nuestro secreto... y mientras esto te decía el corazón me larió mas aprisa y te dí un beso pequeñito, para acto seguido levantarme. tomarte de la mano, y caminar en busca de los muchachos.
Luego nuestro destino marcando el camino...
El mío fue que una mañana, cuando las yuntas partían al campo, yo cruzaría el puente, montado en el viejo autobús, no sin dirigió una triste mirada al río y molino. y aque beso que me llevé conmigo.
libertad
Llegaste y como rembrabas de ternura, te prendí una rosa en tu pecho ya ondulado: caminabas hacia mujer... y ciertamente yo me preguntaba el porque mi jadeante timidez.
Llegaste para permanecer en lo hondo de mi memoria: la distancia no ha apagado aquellos suspiros entre los chopos del río, cuando en sueños, vol´´bamos hasta una nube blanca que se asomaba por los cerros.
Teníamos la bendita costumbre de apartarnos de muchachas y muchachas, con los qyu habíamos camina do hasta el río: nos cfobijábamos en el rincón de nuestros silencios y pequeñas cosas que si nos procuraban una cierta felicidad.
El pueblo quedó atrás. Atras, no lejos también los muchachos y muchachas: por entre los chopos del río nos llegaban sus gritos de alegría.
Éramos amigos: mucho mas que amigos mas de una vez me repetias mientras cobijabas tu mano diminuta en las mías... Este gesto se repetía cuando los otros no estaban. como un río caliente me resbalaba por el cuerpo. te miraba y me callaba.
¿Porque ese afán vuestro de paseár por el molino?- Preguntó una de las muchachas. Otra insinuó picardías y una última dijo: Yo ne me acercaría sola hasta el molñino, podría haber algun hombre malo escondido entre sus ruinas.
Tu y yo callábamos. Tu y yo sabíamos que nos gustaba compartir silencios, y algo a lo que no sabíamos dar nombre, y, que ciertamente era ternura.
Era fiesta, y a fiesta sonaron las campañas del pueblo
En las laderas se escuchaba la voz der los pastores y el balar de los corderos. Los pájaros revoloteaban en lo alto de los arboles: Seguramente los pájaros se quieren...1Claro que se aman- Dije y nos miramos sin acertar a decir mas cosas, que sin duda pensábamos.
Yo te buscaba flores y no siempre las encontraba... y porque la primera flor me la premiaste con un beso en la mejilla, que luego se hizo costumbre.
Tu y yo ya sabíamos cosas que callábamos. Si que sabíamos que hasta el silencio era gozo... y que el canto de los pajaros, era como magia en tus manos, que buscaban las mías.
El último día dijiste:
-Tu crees que mañana, tu y yo... seremos novios, como esos mas mayores, que pasean juntos por la carretera? Yo te dije que sí y que si quería ya lo éramos y que sería nuestro secreto... y mientras esto te decía el corazón me larió mas aprisa y te dí un beso pequeñito, para acto seguido levantarme. tomarte de la mano, y caminar en busca de los muchachos.
Luego nuestro destino marcando el camino...
El mío fue que una mañana, cuando las yuntas partían al campo, yo cruzaría el puente, montado en el viejo autobús, no sin dirigió una triste mirada al río y molino. y aque beso que me llevé conmigo.
libertad
