Jenaro Talens
Estoy implicado en algo (I)
Nunca quise ser libre. Sólo hablaba y hablaba
de una confusa libertad. Conozco,
a duras penas, el abismo súbito
que separa un refugio del color del cielo
de este cielo que me cubre con su indiferencia,
mostrando los caminos abiertos ante mí.
Y hoy, primero de abril, bajo la luz de un alba casi amiga
dejo mi casa y mi ciudad, los libros
que tanto amé, las calles, los jardines
y el cuerpo extraño en que busqué mi imagen
sin comprender del todo lo que hacía.
Nada hay atrás que implique una atadura,
quizá algunos residuos de memoria,
algún olor indefinido, un poco
de la nostalgia absurda con que se aparece
cuanto el deseo quiso construir
sin aceptar sus límites inciertos. Esta mañana, al fin
mientras, algo cansado, vuelo entre las nujbes,
veo a través de sus resquicios el azul del océano,
la transparencia insólita del aire
y sé que es cierto que soy libre, que
ya no me vivo en nadie, que mi noche
es profunda, y es mía.
Estoy implicado en algo (I)
Nunca quise ser libre. Sólo hablaba y hablaba
de una confusa libertad. Conozco,
a duras penas, el abismo súbito
que separa un refugio del color del cielo
de este cielo que me cubre con su indiferencia,
mostrando los caminos abiertos ante mí.
Y hoy, primero de abril, bajo la luz de un alba casi amiga
dejo mi casa y mi ciudad, los libros
que tanto amé, las calles, los jardines
y el cuerpo extraño en que busqué mi imagen
sin comprender del todo lo que hacía.
Nada hay atrás que implique una atadura,
quizá algunos residuos de memoria,
algún olor indefinido, un poco
de la nostalgia absurda con que se aparece
cuanto el deseo quiso construir
sin aceptar sus límites inciertos. Esta mañana, al fin
mientras, algo cansado, vuelo entre las nujbes,
veo a través de sus resquicios el azul del océano,
la transparencia insólita del aire
y sé que es cierto que soy libre, que
ya no me vivo en nadie, que mi noche
es profunda, y es mía.