Diego Dublé Urrutia
El caracol
Cuando la brisa barría apenas
las nieblas grises de la mañana
y al arrastrarse por las arenas,
con sus espumas como azucenas
jugaba, en sueños, la mar cercana,
junto a la choza de sus mayores,
se despidieron los pescadores.
La bruma triste los envolvía:
ella gemía ¿qué haré yo ahora?...
Y una gaviota revoladora
oyó al marino que le decía
que era su virgen, su pescadora,
que no llorara, que volvería...
El caracol
Cuando la brisa barría apenas
las nieblas grises de la mañana
y al arrastrarse por las arenas,
con sus espumas como azucenas
jugaba, en sueños, la mar cercana,
junto a la choza de sus mayores,
se despidieron los pescadores.
La bruma triste los envolvía:
ella gemía ¿qué haré yo ahora?...
Y una gaviota revoladora
oyó al marino que le decía
que era su virgen, su pescadora,
que no llorara, que volvería...