
Suelta, mi bien, por tu redondo cuello,
para velar avara sus hechizos,
de tu negro cabello
los abundosos rizos,
que el viento besa y mueve,
y que, en tu espalda blanca y desceñida,
son como pluma de águila caída
sobre el ampo sin mancha de la nieve.
para velar avara sus hechizos,
de tu negro cabello
los abundosos rizos,
que el viento besa y mueve,
y que, en tu espalda blanca y desceñida,
son como pluma de águila caída
sobre el ampo sin mancha de la nieve.