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LA NUEZ DE ARRIBA: Cuento publicado el 17 de Agosto de 2015...

Cuento publicado el 17 de Agosto de 2015

Había una vez un reino muy muy muy lejano, llamado Colorete. Sus ciudadanos eran tan pero tan chiquititos como una Vaquita de San Antonio, pero tenían un corazón grande como el castillo del Príncipe Arcoíris, pero ¡Ojo! Este pobre príncipe, hijo de la Reina Colorinche, nació con un hechizo que no le permitía ver la belleza de los colores por lo tanto su vida era aburrida, siempre negro y blanco, blanco y negro o blanco, negro y gris, ¡Imagínense lo triste que era su vida! Hasta que un día, la Reina Colorinche se cansó de verlo siempre sentado dibujando corazones grises y flores negras, entonces decidió convocar a toda la gente del pueblo para ver si alguno tenía la manera de curar a su hijo. Pasaban días, semanas y nada, no había forma de sanarlo, pero nunca se darían por vencidos, ayudaban hasta los animalitos de las granjas, el único problema apareció cuando llegó el patito feo, nadie lo quería porque era amigo de la Bruja Violeta quien había hechizado al Príncipe Arcoíris, y así fue como el patito feo fue y le contó lo que estaban haciendo para devolverle los colores al príncipe, se enojó tanto, tanto, tanto, que castigó a todo el pueblo, es decir, los dejó sin poder ver los colores también a ellos.
La Reina Colorinche se amargó mucho, y se sintió culpable al ver a todo el pueblo castigado por la Bruja Violeta, así que no tuvo más remedio que llamar a la Bruja de los Colores, ella no era como todas las Brujas, era una bruja alegre, buena, pero tenía un defecto… no sabía usar la varita mágica. Sin embargo, se entusiasmó demasiado con la idea de salvar al pueblo, y más que nada con la idea de salvar al Príncipe Arcoíris, ya que ella estaba perdidamente enamorada de él, es por eso que tomó la decisión de ir a la escuela de Hechizos, le tomó varias clases aprender a manejar la varita mágica, algunas veces fallaba, o varias veces fallaba, pero lo logró. La Bruja de los Colores se fue a su casa y se vistió con su vestido multicolor preferido, el que sólo usaba en ocasiones especiales como esta, ya que si todo saldría bien podría demostrarle a la Bruja Violeta que ser una bruja buena y divertida es mucho mejor y trae muchos amigos. Así la bruja de los Colores se dirigió al pueblo para poder deshacer ese hechizo que los había dejado sin colores, los vio tan tristes y tan aburridos que se olvidó la palabra mágica, y sin la palabra mágica la varita no funcionaba, se puso nerviosa, muy nerviosa. Mientras tanto los ciudadanos con la esperanza de que pudiera salvarlos, le pedían por favor que la recuerde, así que la brujita empezó: ¡Calorin Colorin Colgado devuélvale los colorados a mis amados ciudadanos! Pero nada… Hizo un segundo Intento: ¡Color Color Adivinador los colores vuelvan a este corazón! Pero tampoco… Y ahí en el tercer intento lo logró: ¡chiquipum colorpum vuelvan aquí! Todos volvieron a tener los tan bellos colores y a ser tan felices como antes. Luego de devolverle los colores a los ciudadanos, se dirigó al Castillo de la Reina y del Príncipe Arcoíris, pero con él no funcionó ni su varita mágica ni sus dichos… Pensaba, pensaba pero no se le ocurría que hacer para salvar al Príncipe. ¡Pero a la Reina Colorinche sí! Y sugirió: -Tal vez, el hechizo se rompe con el beso del verdadero amor, ¡como en los cuentos! Los dos se pusieron rojos como tomates de la vergüenza, pero funcionó y el Príncipe Arcoíris saltaba de la alegría, se trepaba por las paredes, abrazaba a todos los sirvientes, y a todo aquel que se cruzaba por su camino. Estaba tan feliz y agradecido con la Bruja de los Colores que le dijo que quería compartir su nueva vida llena de alegría y colores con ella, así que le propuso casamiento, y vivir en una casa con cada pared de un color distinto.
A la semana siguiente se casaron, todos los ciudadanos del reino estaban invitados, hicieron una gran fiesta llena de globos de colores, la torta era también multicolor. ¿Y saben qué es lo mejor de esta historia? Que la Bruja Violeta, se arrepintió de lo que había hecho, pidió perdón y le pidió a la Bruja de los Colores que le enseñe a divertirse como ella, sin hacerle mal a los demás, la Bruja de los Colores aceptó y se hicieron grandes amigas… Así fue como todos vivieron felices para siempre. Y colorin colorado… Este cuento se ha terminado.