¡Un duro al año!
Así a mis solas decía,
Solo, en la cumbre del monte,
Mientras el sol se escondía
en el rojizo horizonte,
en las sombras se ocultaban
lentamente las aldeas,
y en la ciudad humeaban
las fabriles chimeneas,
veíanse allá las cruces
de las santas catedrales
y los rayos de las luces
de las fiestas mundanales,
allí viven reunidos
los que se llaman cristianos,
entre el ruido y movimiento
de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento
de las necias vanidades...
Y allá, perdido en la plana,
cantando, tras su rebaño,
iba aquel niño que gana
¡Un duro al año!
Así a mis solas decía,
Solo, en la cumbre del monte,
Mientras el sol se escondía
en el rojizo horizonte,
en las sombras se ocultaban
lentamente las aldeas,
y en la ciudad humeaban
las fabriles chimeneas,
veíanse allá las cruces
de las santas catedrales
y los rayos de las luces
de las fiestas mundanales,
allí viven reunidos
los que se llaman cristianos,
entre el ruido y movimiento
de las modernas ciudades,
resumen triste y cruento
de las necias vanidades...
Y allá, perdido en la plana,
cantando, tras su rebaño,
iba aquel niño que gana
¡Un duro al año!