Oye, dime un numero del uno al cien.
- Trece.
- Cuanto mas me la mamas mas me crece.
- Ja, ja, que bueno, cuando vaya a mi casa se lo hare a mi mujer.
Llega este hombre a casa y le dice a la mujer:
- Hola Maria, dime un numero entre uno y cien.
- Veinticinco.
- Mierda, no. Dime otro.
- Cuarenta y dos.
- Coño, no. Intentalo otra vez.
- Sesenta y nueve.
- NO, COÑO, DI TRECE, DI TRECE!.
- Trece.
- Trece, cuanto mas me la chupas..., cuanto mas me la mamas..., mierda no me acuerdo, pero de que me la mamas, me la mamas!.
- Trece.
- Cuanto mas me la mamas mas me crece.
- Ja, ja, que bueno, cuando vaya a mi casa se lo hare a mi mujer.
Llega este hombre a casa y le dice a la mujer:
- Hola Maria, dime un numero entre uno y cien.
- Veinticinco.
- Mierda, no. Dime otro.
- Cuarenta y dos.
- Coño, no. Intentalo otra vez.
- Sesenta y nueve.
- NO, COÑO, DI TRECE, DI TRECE!.
- Trece.
- Trece, cuanto mas me la chupas..., cuanto mas me la mamas..., mierda no me acuerdo, pero de que me la mamas, me la mamas!.
Estan dos amigos jugando al golf. Uno de ellos se prepara para pegar a la bola con un hierro siete.
El tio mira a la bola y al green, a la bola y al green, ajusta un poco las piernas, a la bola y al green... Cuando ya esta a punto de tirar, una comitiva funebre pasa por una carretera cercana.
Al verlo, el golfista muy respetuoso se deja de preparar, se pone tieso, se quita la gorra y mira hacia abajo. Cuando ha pasado la comitiva, el tio se vuelve a poner la gorra y se prepara de nuevo para atizar a la bola. Su amigo, alucinado, le dice:
- Caray, tu, me has dejado impresionado. Ya no se ve gente asi. Hay que ver, que deferencia, que respeto por los difuntos, que clase tienes.
- Es lo menos que podia hacer despues de 30 años de matrimonio.
El tio mira a la bola y al green, a la bola y al green, ajusta un poco las piernas, a la bola y al green... Cuando ya esta a punto de tirar, una comitiva funebre pasa por una carretera cercana.
Al verlo, el golfista muy respetuoso se deja de preparar, se pone tieso, se quita la gorra y mira hacia abajo. Cuando ha pasado la comitiva, el tio se vuelve a poner la gorra y se prepara de nuevo para atizar a la bola. Su amigo, alucinado, le dice:
- Caray, tu, me has dejado impresionado. Ya no se ve gente asi. Hay que ver, que deferencia, que respeto por los difuntos, que clase tienes.
- Es lo menos que podia hacer despues de 30 años de matrimonio.