LA NUEZ DE ARRIBA: Precioso, ¿eh?...

Precioso, ¿eh?
- Preciosísimo.
- ¡Ea!... pues ponle música.
- Ni en sueños. No quiero saber nada de esto.
- ¡Ponle música, ponle música!
Y diciendo esto, coge el libreto, me lo mete en el bolsillo del abrigo, me coge por los hombros, y de un empujón no solo me saca fuera del despacho sino que me cierra la puerta con llave en la cara. ¿Qué hacer? Volví a casa con el Nabuco en el bolsillo. Poco a poco la ópera fue compuesta. Cuando en el primer ensayo se llegó al "Va pensiero" se hizo silencio en la sala, y todos los operarios abandonaron su trabajo. Cuando el número terminó prorrumpieron en el aplauso más ruidoso que yo haya oído nunca, gritando, " ¡Bravo, bravo, viva el maestro!" y dando golpes con sus herramientas en la tarima. En aquel momento supe lo que me reservaba el futuro."