Hemos llegado a comprender que el gato tiene sobradas razones para su soberbia. Es el animal más independiente, más libre, más egoísta, menos adulador que pensarse pueda. Por eso carga con fama de arisco. Lo que sentenció, admirado, Chateaubriand: "Me gusta del gato su carácter independiente y casi ingrato que le impide atarse a quien sea, la indiferencia con que transita de los salones a su originario callejón. El gato vive solo. No necesita sociedad alguna. Sólo obedece cuando quiere, o simula dormir para observar mejor y araña todo cuanto puede arañar"