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Junto con las Glicinias, la Madreselva o la Buganvilla, la Hiedra se encuentra entre las enredaderas más utilizadas, es habitual en el jardín, tanto con una intención decorativa como en la búsqueda de un mejor aislamiento y una mayor intimidad, el uso de plantas trepadoras para recubrimiento de vallas, paredes o pérgolas.
En general suelen ser plantas fuertes y resistentes fáciles de cultivar, en particular en el caso de la hiedra es especialmente sencillo, se puede plantar prácticamente en todo tipo de suelos, es indiferente que sea en zonas de sol o de sombra y soporta bien las inclemencias del tiempo, constituye un manto muy tupido de hojas verdes, que favorece la sensación de frescura.
Lo único realmente importante a tener en cuenta si utilizamos hiedra para decorar nuestro jardín, es la necesidad de podar con cierta regularidad, los motivos son diversos, por un lado controlar la forma y el tamaño de la planta y evitar que oculte ventanas, marcos o estructuras que deseamos que queden a la vista, además deberemos hacerlo pronto para evitar que deje marcas, por otro lado evitar el crecimiento de flores o frutos que no tienen ningún interés decorativo.
Existe también un tipo de hiedra de hojas pequeñas que se puede cultivar también en maceta y en interiores, con ella utilizando la poda se pueden conseguir todo tipo de formas, geométricas o no, se pueden “esculpir” aunténticas obras de arte con esta planta, tampoco requiere de cuidados especiales, se adapta a zonas de sombra y a un amplio rango de temperaturas y sólo requiere de un riego moderado.
Es interesante saber que la hiedra tiene además de como planta ornamental aplicaciones en medicina y cosmética y más importante todavía es el conocimiento de la toxicidad de sus frutos, en caso de que no evitemos que estos salgan con la poda, deberemos mantenerlos lejos del alcance de los niños, pues suponen un peligro considerable para ellos.
En general suelen ser plantas fuertes y resistentes fáciles de cultivar, en particular en el caso de la hiedra es especialmente sencillo, se puede plantar prácticamente en todo tipo de suelos, es indiferente que sea en zonas de sol o de sombra y soporta bien las inclemencias del tiempo, constituye un manto muy tupido de hojas verdes, que favorece la sensación de frescura.
Lo único realmente importante a tener en cuenta si utilizamos hiedra para decorar nuestro jardín, es la necesidad de podar con cierta regularidad, los motivos son diversos, por un lado controlar la forma y el tamaño de la planta y evitar que oculte ventanas, marcos o estructuras que deseamos que queden a la vista, además deberemos hacerlo pronto para evitar que deje marcas, por otro lado evitar el crecimiento de flores o frutos que no tienen ningún interés decorativo.
Existe también un tipo de hiedra de hojas pequeñas que se puede cultivar también en maceta y en interiores, con ella utilizando la poda se pueden conseguir todo tipo de formas, geométricas o no, se pueden “esculpir” aunténticas obras de arte con esta planta, tampoco requiere de cuidados especiales, se adapta a zonas de sombra y a un amplio rango de temperaturas y sólo requiere de un riego moderado.
Es interesante saber que la hiedra tiene además de como planta ornamental aplicaciones en medicina y cosmética y más importante todavía es el conocimiento de la toxicidad de sus frutos, en caso de que no evitemos que estos salgan con la poda, deberemos mantenerlos lejos del alcance de los niños, pues suponen un peligro considerable para ellos.