W. A. Mozart a la edad de trece años, durante un viaje a Nápoles con su padre, visitó Roma y allí escuchó el Miserere de Allegri en la Capilla Sixtina. Esta obra sólo podía ser ejecutada allí y estaba prohibido copiarla o reproducirla bajo pena de excomunión. Mozart fue capaz de transcribirla de memoria en una sola audición, escribiendola después al llegar a sus alojamientos. Se ha dicho que era capaz de escribir música en medio de una partida de billar.