El fisiólogo Theodor von Bischoff investigó sobre el peso de cerebros humanos. Tras años de acumular datos observó que el peso medio del cerebro del hombre era 1350 gramos, mientras que el promedio para las mujeres era de 1250 gramos. Durante toda su vida se basó en este hecho intentando presentar a la mujer como un ser de menores capacidades intelectuales que el hombre. A su muerte donó su propio cerebro para el estudio. El análisis indicó que pesaba 1245 gramos.
El general Patton, héroe militar estadounidense de las dos guerras mundiales, sostenía que había vivido otras vidas anteriores, en las que luchó en la guerra de Troya, en las legiones de César, contra Atila, en las Cruzadas y en el ejército de Napoleón. Sintiéndose invulnerable, lo demostraba avanzando a cuerpo descubierto al frente de sus tropas. Aseguró que no fallecería hasta que no hubiera acabado victoriosamente la guerra. Así ocurrió: tres meses después de la rendición de Japón, un tanque de la marca Sherman, e irónicamente del modelo Patton, con los frenos rotos, aplastaba su Jeep en la ciudad alemana de Heidelberg, causándole graves heridas que le provocaron una embolia fatal.
La emperatriz Irene fue proclamada basilisa cuando ganó un concurso de belleza. Se buscó por todo el imperio a las muchachas más bonitas para que una de ellas fuese elegida por el emperador como su esposa. Ganó Irene, que contrajo matrimonio con el emperador León IV, al que dio un hijo llamado Constantino. Cuando Irene quiso gobernar Bizancio en lugar de su hijo, éste se opuso, e Irene destronó a su hijo y le hizo sacar los ojos.
A principios de 1502 aparecieron los primeros síntomas de enfermedad mental en Juana la Loca, segunda hija de los Reyes Católicos. Mujer muy atractiva y culta que hablaba cinco idiomas. Una humanista que, entre otras cosas, quería suprimir la Inquisición cuando reinara. Juana se casó con Felipe el Hermoso, que le fue infiel, haciendo con sus continuas conquistas de su esposa una mujer insegura. Cuando falleció, Juana paseó por media Castilla el cadáver de su marido (todo parece indicar que había sido antes embalsamado) para enterrarle en Granada. De ahí la leyenda que soporta de vagar con el cadáver de su esposo. La consecuente acentuación del desequilibrio de Juana hicieron que Fernando (su padre) asumiera de nuevo el gobierno de Castilla. En 1506 fue recluida en el castillo de Tordesillas, donde pasó el resto de su vida.