pero yo creo que es por el deíllo que se cansa, y hay que darle un respiro de vez en cuando
es tocarle y sale disparado
23. No tener un defecto. Es nuestro destino tener defectos. Pocos viven sin ellos, tanto en lo moral como en el carácter. Sería una gran habilidad convertirlos en motivo de estimación. César supo cubrir de laureles su calvicie.