El olvido
El sino consigue que baje otra vez,
pise tierra y me fije en lo que es,
vea lo nuestro, no, nada tenía,
un juego inmaduro, lamentos… caía.
Tú vuelves la cara, te veo: “ ¿Quién es?”
mi alma lo sabe, mi aliento tal vez,
mi cuerpo lo siente, mi corazón sufría,
mi testa lo quiere: “de ti no sabía.”
La memoria, un océano; tu espectro, un pez.
Del bosque imponente, tú sólo una nuez.
pero sacarte no puedo, ¡oh, cuánto daría!
Olvidarte, imposible; esconderte, soez.
Levanto la faz. ¿Impetuoso?, eso ves,
pues sólo enfrentarte valiente debía.
El sino consigue que baje otra vez,
pise tierra y me fije en lo que es,
vea lo nuestro, no, nada tenía,
un juego inmaduro, lamentos… caía.
Tú vuelves la cara, te veo: “ ¿Quién es?”
mi alma lo sabe, mi aliento tal vez,
mi cuerpo lo siente, mi corazón sufría,
mi testa lo quiere: “de ti no sabía.”
La memoria, un océano; tu espectro, un pez.
Del bosque imponente, tú sólo una nuez.
pero sacarte no puedo, ¡oh, cuánto daría!
Olvidarte, imposible; esconderte, soez.
Levanto la faz. ¿Impetuoso?, eso ves,
pues sólo enfrentarte valiente debía.