Iglesia de
Santa María. Entre los
capiteles destacan una gran máscara femenina y otra masculina barbada.
Por Pedro Lozano
Huerta
Aunque la mayor parte del templo es del siglo XVI, sin embargo la joya de la
parroquia de
La Piedra se asienta en la parte meridional, en concreto en su
ábside románico y de belleza singular. Tiene
bóveda de
horno y de cañón apuntado, es de forma semicircular y se organiza en su exterior en torno a cinco arcadas (dos de las cuales han sido ocultadas hoy día por la sacristía). Dos grandes
columnas centran la mirada de la arcada central, un poco más elevada que las contiguas. Todos son
arcos ciegos, pero algunos se enriquecen con otras columnas más pequeñas y excelentes muestras decorativas. La armonía del conjunto embellece todo el ábside.
Dentro del templo y en otros lugares del exterior aparecen también excelentes vestigios románicos y, entre todos ellos, merece mención especial la
pila bautismal, totalmente
románica, con un diámetro de 118 cm y una altura de 100 cm. Se trata de una copa avenerada por las dos caras y un pie decorado con una escena de lucha entre un
león y una serpiente que tiene atrapado a un hombre.
Todavía hay que reseñar una
banda de taqueado debajo de esta escena haciendo de base de esta pila bautismal.
Canecillos y capiteles son otros de los delicados ejemplos de este templo de La Piedra.