Por Pedro Lozano
Huerta
El
románico permite sorpresas tan mayúsculas como toparse con un gran templo románico de tres naves perteneciente al siglo XII en una aldea que hoy no cuenta ni con 90 habitantes.
Y es que la
iglesia parroquial de
San Millán de Lara, población burgalesa ubicada a casi 1.100 metros de altitud en plena
Sierra de la Demanda fue el templo de un antiguo
monasterio primero mozárabe y luego románico.
Su
historia comienza con la presencia de un
santo anacoreta que habitó una
gruta abierta en la ladera. Más tarde se establecería aquí una comunidad de monjes en tiempos altomedievales, a los que correspondería el
arco mozárabe que actualmente tiene la
cueva.
Ya en el siglo XII, se construyó el templo románico. Como monasterio masculino que fue, la iglesia se construyó obedeciendo a un plan de tres naves con su correspondiente cabecera de tres
ábsides semicirculares. Lamentablemente el de la Epístola fue sustituido por otra dependencia posterior.
Todo el
edificio es de buena sillería de
piedra rojiza propia de estas altas y frías tierras serranas.
La
torre, ubicada en el muro norte, a los pies del templo, protege la entrada al antiguo eremitorio de San Millán, núcleo fundacional del monasterio.
En un sillar interior del cuerpo bajo de la torre, existe una inscripción que explica que Benedicto, Miguel y Martín hicieron esta obra en
la era 1203 (año 1165).
La
portada meridional es de arquivoltas de medio punto y
columnas con
capiteles muy desgastados, donde predominan los temas fitomorfos pero también se adivinan animales fantásticos como grifos y arpías.
La portada occidental pertenece a otro momento distinto y posterior ya que, tanto su estructura como
escultura denotan gran diferencia con la anterior. Tiene cuatro arquivoltas apuntadas y capiteles con bestias silenses como arpías, varios temas figurados muy deteriorados (quizás uno de ellos trate de la degollación de San Juan Bautista), dos grandes rostros humanos y una representación cinegética de montería del jabalí.
Queda el dintel -con
cruz patada- de un tímpano desaparecido y una de las mochetas con cabeza leonina.
Para Félix Palomero la cabecera y la portada meridional son obra de la "
Escuela de La Sierra" mientras que la portada occidental sería obra de un taller perteneciente a la "Escuela Silense"
El interior es espectacular gracias a sus tres amplias naves separadas por
arcos formeros apuntados que apoyan sobre pilares cruciformes con semicolumnas embebidas. No parece que el proyecto se plantease para elevar
bóvedas, dada la falta de responsiones y estribos. En todo caso, la cubrición actual es contechumbre de madera mucho más moderna que la iglesia. Como ya dijimos anteriormente, se conserva el
ábside central y el septentrional.
A los pies del templo, en el muro norte hay una
escalera que finaliza en una portada con arco polilobulado apuntado similar a los
ventanales de algunas
iglesias de La Bureba. Esta
puerta da acceso a la base de la torre donde está la entrada a la cueva habitada por los eremitas.
Junto a la escalera citada queda la
pila bautismal de curiosa forma troncocónica estilizada y apenas unas incisiones alargadas alternantes con otras redondas como ornato exterior.
La visita a San Millán de Lara ha de aprovecharse, no sólo para recorrer el excelente románico de la Sierra de la Demanda burgalesa, sino también para empaparse de uno de los
rincones paisajísticos más hermosos de
Castilla y León.