Se trata de una de las cuatro
puertas medievales con las que contaba la
muralla de
Lerma y la única que queda en pie. Su aspecto cambió cuando el duque mandó añadir la
puerta superior de ladrillo y el
arco exterior. ¿Su nombre? No hay duda al respecto: le viene de haber sido cárcel en los siglos XVII y XIX.