Lo de forzar tanto la voz es algo propio de todas estas tierras. No sé si es una reminiscencia bimilenaria cuando esta gente inventó el "teléfono" a base de fuerza de cuerdas vocales y de eco en los alcores, cortadas y demás obstáculos de la inmensa paramera para avisar de la llegada de los correspondientes enemigos: romanos, visigodos, suevos, musulmanes y algún que otro conde o abad (y abadesa: la de las Huelgas, señora de esta comarca y con comisario en Hoyos del Tozo) poco deseado. Y les dio ... (ver texto completo)
Siento no disponer de tiempo, ahora que debo ir a "la era" a diario para contestar cada tema que vas sugiriendo. Pero me interesa todo. Estos días he ido de viaje hasta Navarra y me han recordado que allí eran los hombres los que se ponían delante en la iglesia y las mujeres detrás, arrodilladas en un reclinatorio, que solían heredar, con las iniciales grabadas (como algunas privilegiadas de por aquí). Cuando había que sentarse, lo volvían y si disponía de tal, bajaban un asiento forrado en terciopelo. ... (ver texto completo)