Hasta la Edad Media existían dos
pueblos separados,
Quintana y
Loma, que luego se fusionaron en uno con dos
barrios,
Quintanaloma.
De Loma, pequeño
barrio de Quintanaloma, solo quedan
ruinas y
calles cubiertas por la vegetación, y no mucho más. El despoblado se encuentra en un interesante enclave paisajístico.
Un poco apartada una sencilla y restaurada
ermita de
Santa Ana, se levanta encima de un atrevido espolón rocoso que se abre sobre el profundo
valle excavado sobre el arroyo de La Nogala.
Tenia una
iglesia románica, sus
piedras sirvieron para la construcción de una edificación moderna en el centro del
pueblo de Quintanaloma, también se trasladó el
ábside procedente de la misma iglesia, a finales de los años 1950.