Lorilla, “a la orilla de la lora”, es un despoblado desde los años 70 del siglo pasado, situado al noroeste de la provincia de
Burgos, en el límite de la provincia de
Palencia con
Cantabria, junto al elevado
monte del páramo de La Lora, encima de la cuesta que divide el
valle de Valderredible, como un
mirador, ofreciendo unas excelentes vistas panorámicas del valle cantabro.
Del conjunto urbano, hoy restos de
edificios, sobresale la
iglesia que estaba dedicada a
San Pedro, actualmente son
ruinas invadidas por las zarzas, la yedra y las ortigas, con
arco tardo-
románico en el
ábside y husillo romanico, desafiando el paso del tiempo. Sus
campanas ahora tocan en la iglesia de
El Salvador, en el
barrio burgalés de Capiscol.
Durante la guerra civil española, la localidad fue afectada por las operaciones
militares del frente norte durante la batalla de Santander. El
pueblo fue reconstruido pero el abandono de su población fue progresivo hasta que en 1973 lo abandonó su último vecino, que resistió en soledad, durante mucho tiempo.
Su dificil emplazamiento, un clima extremo con duros
inviernos y
veranos, expuesto a los vientos, sus malas comunicaciones con costosos desplazamientos, el desarrollo industrial y la mecanización del
campo, fueron las principales causas del abandono de su población.
Lorilla es uno de los grandes símbolos de la despoblación.