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Orden de Santiago
La orden de Santiago de la Espada fue fundada en 1170, bajo el reinado de Fernando II, con el objeto de proteger a los peregrinos que iban a visitar las reliquias del apóstol Santiago el Mayor, conservadas en la catedral de Compostela, en Galicia. Esta orden fué confirmada por una bula del papa Alejandro III, expedida el 5 de julio de 1175, a solicitud de don Pedro Fernández de la Fuente-Encalada, su primer gran maestre. Era la más apreciada de la nación, porque no tenía solo por objeto rechazar a los enemigos de la fe, sino también reprimir las violencias de los trastornadores de la tranquilidad pública, y llegó a ser tan rica y poderosa que el historiador Zurita decía: «Que la orden de Santiago poseía en Castilla todo lo que más vivamente podía desear obtener un rey.» En efecto, esta hermandad contaba ochenta y siete encomiendas que le daban anualmente un producto de más de 272,000 ducados; poseía dos ciudades, ciento setenta y ocho pueblos, y podía aprontar en un caso mil hombres de armas. La orden de Santiago se calificaba de noble, quizá porque era más severa en exigir cualidades en los individuos que admitía: estos debían hacer pruebas de nobleza de cuatro generaciones, tanto por el lado paterno como por el materno. La encomienda de esta orden es una espada roja en forma de cruz, bordada sobre el manto blanco de sus caballeros.
* D. Baltasar Anduaga y Espinosa, año 1848
La orden de Santiago de la Espada fue fundada en 1170, bajo el reinado de Fernando II, con el objeto de proteger a los peregrinos que iban a visitar las reliquias del apóstol Santiago el Mayor, conservadas en la catedral de Compostela, en Galicia. Esta orden fué confirmada por una bula del papa Alejandro III, expedida el 5 de julio de 1175, a solicitud de don Pedro Fernández de la Fuente-Encalada, su primer gran maestre. Era la más apreciada de la nación, porque no tenía solo por objeto rechazar a los enemigos de la fe, sino también reprimir las violencias de los trastornadores de la tranquilidad pública, y llegó a ser tan rica y poderosa que el historiador Zurita decía: «Que la orden de Santiago poseía en Castilla todo lo que más vivamente podía desear obtener un rey.» En efecto, esta hermandad contaba ochenta y siete encomiendas que le daban anualmente un producto de más de 272,000 ducados; poseía dos ciudades, ciento setenta y ocho pueblos, y podía aprontar en un caso mil hombres de armas. La orden de Santiago se calificaba de noble, quizá porque era más severa en exigir cualidades en los individuos que admitía: estos debían hacer pruebas de nobleza de cuatro generaciones, tanto por el lado paterno como por el materno. La encomienda de esta orden es una espada roja en forma de cruz, bordada sobre el manto blanco de sus caballeros.
* D. Baltasar Anduaga y Espinosa, año 1848