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Todas las primaveras, entrado el mes de abril, el Valle de Las Caderechas –un pequeño y sorprendente enclave burgalés situado en el costado noroccidental de la comarca de La Bureba – se cubre con el espectacular manto blanco de sus miles de cerezos en flor. Cualquiera de las tranquilas carreteras comarcales que atraviesan la zona y comunican entre sí todas las localidades permiten contemplar unos paisajes inolvidables, en los que el estallido de las flores es el mejor anuncio de una escogida cosecha de cerezas, que al llegar el verano hará las delicias de los consumidores más exigentes.

Árbol frutal originario del sureste de Europa y el suroeste de Asia, el cerezo se extiende actualmente por la mayor parte de las regiones de clima templado del mundo, siendo el Valle de Las Caderechas un lugar óptimo para su cultivo.

Debido a la altitud a la que se sitúa el Valle y a su peculiar microclima, la floración de los cerezos empieza más tarde que en otras regiones de la geografía peninsular y lógicamente finaliza después. Es el momento ideal para acercarse y disfrutar del Valle y de sus pintorescos pueblos que han sabido conservar todo el sabor de su bella y funcional arquitectura popular.

El paisaje de Las Caderechas constituye un definido contrapunto a las mesetarias tierras que le sirven de antesala. Bosques de pino, quejigo y encina alternan con los campos de cerezos y manzanos. Si los primeros sirven de refugio a corzos, jabalíes, ardillas y aves forestales; los segundos son los responsables de las afamadas —con sendas Marcas de Garantía que avalan su calidad— cerezas y manzanas reineta del Valle de Las Caderechas.

La Marca de Garantía

La calidad y la singularidad de las cerezas del Valle de Las Caderechas está reconocida por su Marca de Garantía, concedida por el Instituto Tecnológico Agrario de la Junta de Castilla y León. Este distintivo asegura que las cerezas han sido cultivadas, recolectadas y comercializadas cumpliendo unos exigentes parámetros de calidad y respeto al medio
ambiente. El consumidor puede identificar las frutas así producidas mediante una etiqueta fijada en las cajas, en la que figuran el nombre y logotipo, además del número de trazabilidad del producto que permite conocer de qué parcela proviene y todo su proceso de producción.

Amparadas por la Marca de Garantía “Cereza del Valle de Las Caderechas” se comercializan una decena de variedades, cada una con una características diferentes de sabor, olor y presencia. Las de más tradición en el Valle son la Fresona y la Negra Tardía, que comparten terreno con las variedades Burlat, Stark Hardy Giant, Summit, Sunburst, Lapins, Rainier, Van y Garrafal.

1. Guinda: Fruto pequeño y algo aplastado. Sabor intenso y agridulce.

2. Summit: fruto muy grande y cordiforme, pulpa rosada y muy firme pero jugosa

3. Napoleón: Fruto de tamaño medio, algo alargado. Sabor dulce con una ligera acidez.

4. Sunburst: Fruto muy grande, suculenta, jugosa y muy dulce.

5. Rainier: Fruto grande y ligeramente ovalado. Sabor azucarado.

6. Burlat: Fruto mediano, pulpa de color rojo intenso y sabor azucarado.

7. Lapins: Fruto grande y alargado, Pulpa suculenta de color rojo intenso.

8. Lampe: Fruto pequeño, pulpa amarillenta, muy firme y dulce.

9. Stark Hardy Giant: Fruto grande pulpa muy jugosa y de color rojo intenso, bastante firme.

10. Van: Fruto mediano y redondeado. pulpa color rojo intenso, suculenta y muy jugosa, muy firme.

El Comité de Control supervisa todo el proceso y un Grupo de Cata examina el olor, el sabor y la presencia de las cerezas comprobando que son los establecidos por el reglamento de la marca. Ambos organismos garantizan que la fruta llega al consumidor en unas condiciones idóneas para su consumo.