Se comenzó a edificar a mediados del siglo XIV. En 1466, Mencía Carrillo la vendió a los Rojas, posteriormente pasó a ser propiedad de un canónigo de la
catedral de
Burgos y finalmente paso a las manos de los marqueses de la Rosa.
La construcción es una
torre gótica amurallada en tres de sus lados en el siglo XVI. En la
fachada principal tiene una barbacana, con dos cubos en las
esquinas, que protege el
arco de medio punto de la entrada. Por su parte la torre del
homenaje es de planta cuadrada, de cuatro pisos y está rematada por una triple hilera de ménsulas, sobre las que reposa un matacán con almenas. En los vanos resaltan varias
ventanas ajimezadas.