Un busto de Juan de Salazar y Espinosa, ilustre vecino de
Medina de Pomar, fundador de la capital paraguaya de Asunción en 1537, precede la plazuela del
Corral, ubicada en el
casco antiguo del municipio. Una farola de cuatro brazos situada en medio de la glorieta atestigua la evolución urbanística en un entorno cargado de sabor añejo, de reminiscencias
medievales que encuentran su principal muestra en el tramo de
muralla interior que antaño protegía a la ciudad de los ataques externos.
El muro de
piedra, entre dos robustos contrafuertes cilíndricos, evoca los vestigios del siglo XIV, época en la que fue erigida la fortificación como parte de la denominada línea del
Arco de Cadena,
puerta que permitía el acceso a una de las principales
vías de la localidad, la
calle Mayor. Frente a la muralla, y a sus lados, las viviendas de dos y tres plantas con sus
balcones de madera, entradas sencillas y
tejados de dos
aguas ofrecen el contrapunto acogedor al carácter recio y defensivo de este baluarte ancestral, reflejando la cotidianeidad actual.
A la izquierda, una escalinata conduce a las
ruinas renacentistas del oratorio de
San Felipe Neri, mientras que a la derecha, la muralla continua mostrando sus anclajes a modo de contrafuertes. Un enclave de pocos metros que alberga un gran patrimonio cultural.