Aval del Rey Enrique II a favor de Don Pedro Fernandez de Velasco, dandole señorio a la villa de
Medina de Pomar El Libro Becerro de las Behetrías señala: “este lugar es del Rey y fue siempre de los reyes”, situación que se mantuvo hasta que en 1369, Enrique II de Trastamara recompensó a su camarero Mayor D. Pedro Fernández de Velasco, donando Medina en señorío hereditario en reconocimiento a los favores prestados para lograr la corona. Fue desde aquí donde la
familia Fernández de Velasco extendió su poderío por las tierras del norte de
Burgos. Durante años, la ciudad ostentó el titulo de capital de Las Merindades como consecuencia lógica del desarrollo del fuero.