UN DÍA DE VERANO CERCA DE MEDINA DE POMAR,
Aquel amigo mío taxista de Madrid, en aquella tarde noche del mes de julio, de hace ahora 40, años, unos viajeros personas mayores, le alquilaron su taxi para llevarles a su tierra burgalesa, Este amigo mío no dudo ni un momento, se marchó con los viajeros muy tranquilo, pero al regresar del viaje, habiendo andando unos 20, kilómetros en dirección a Madrid, le ocurrió un fenómeno que jamás le había pasado, fue como un fogonazo de luz, que pudo durar cinco segundos, y que su coche SEAT, 131, de gasolina y butano se paró, quedándose sin luz en el cuadro ni en las luces, una vez pasado aquel susto, paro en una gasolinera, y no le pudieron dar ninguna explicación, eso sí se quedaron sin luz ni control de los depósitos de carburantes. El miedo a mi amigo le hizo contarme la historia al día siguiente, su sentido de conductor profesional, se le vino abajo, No sabía que pasaba, en una zona muy deshabitada de la provincia de Burgos, Donde quiera que pregunto, nadie le contó su verdad, tan solo le dieron razones de mejor olvidarlo, Hoy mi amigo la memoria le falla, y aunque parece que cuando le mientas ese percance, Mira hacia el cielo como queriendo saber la respuesta, Más los 84, años que tiene mi amigo, parecen un muro de su tiempo pasado, Los seres humanos nos hacen olvidar las peripecias pasadas, unas por falta de memoria, y otras por no querer saber nada de aquella época, y sus misterios raros, mi amigo me explico su misterio, y me dijo varias veces que teníamos que ir hasta donde le paso esto, Ya que son pueblos muy deshabitados y pequeños, mi amigo ya no conduce, ni sabría llevarme hasta donde el paso el rato de terror, al verse sin luz en el coche y sin batería, Los misterios de la noche son más cerrados que durante el día, por eso cuando una persona se marcha de aquí, se lleva recuerdos imposibles de volver a vivir. Somos los seres humanos a veces esclavos de nuestros misterios. G X Cantalapiedra.
Aquel amigo mío taxista de Madrid, en aquella tarde noche del mes de julio, de hace ahora 40, años, unos viajeros personas mayores, le alquilaron su taxi para llevarles a su tierra burgalesa, Este amigo mío no dudo ni un momento, se marchó con los viajeros muy tranquilo, pero al regresar del viaje, habiendo andando unos 20, kilómetros en dirección a Madrid, le ocurrió un fenómeno que jamás le había pasado, fue como un fogonazo de luz, que pudo durar cinco segundos, y que su coche SEAT, 131, de gasolina y butano se paró, quedándose sin luz en el cuadro ni en las luces, una vez pasado aquel susto, paro en una gasolinera, y no le pudieron dar ninguna explicación, eso sí se quedaron sin luz ni control de los depósitos de carburantes. El miedo a mi amigo le hizo contarme la historia al día siguiente, su sentido de conductor profesional, se le vino abajo, No sabía que pasaba, en una zona muy deshabitada de la provincia de Burgos, Donde quiera que pregunto, nadie le contó su verdad, tan solo le dieron razones de mejor olvidarlo, Hoy mi amigo la memoria le falla, y aunque parece que cuando le mientas ese percance, Mira hacia el cielo como queriendo saber la respuesta, Más los 84, años que tiene mi amigo, parecen un muro de su tiempo pasado, Los seres humanos nos hacen olvidar las peripecias pasadas, unas por falta de memoria, y otras por no querer saber nada de aquella época, y sus misterios raros, mi amigo me explico su misterio, y me dijo varias veces que teníamos que ir hasta donde le paso esto, Ya que son pueblos muy deshabitados y pequeños, mi amigo ya no conduce, ni sabría llevarme hasta donde el paso el rato de terror, al verse sin luz en el coche y sin batería, Los misterios de la noche son más cerrados que durante el día, por eso cuando una persona se marcha de aquí, se lleva recuerdos imposibles de volver a vivir. Somos los seres humanos a veces esclavos de nuestros misterios. G X Cantalapiedra.