La
iglesia del Espíritu
Santo, situada a la orilla del
río, da testimonio de la
historia de la ciudad durante más de 800 años. Siendo el
edificio más antiguo de Miranda, de estilo predominantemente
románico con algunos tintes de un incipiente
gótico, se erigió en el siglo XIII bajo la advocación de
San Nicolás para dar servicio pastoral a la extensión de la ciudad que se desarrollaba fuera de las antiguas
murallas, allende el río Ebro. De la
arquitectura de esta iglesia, declarada
Monumento Histórico-
Artístico de interés nacional en 1931, destacan su
ábside y su
portada, ambos originales. El resto del templo se encuentra muy reformado, como resultado de los daños causados por un incendio que sufrió en el año 1936, que dejaría el templo sin culto más de treinta años, deteriorándose aún más.
En 1972 la iglesia se vuelve a erigir en
parroquia, esta vez bajo la advocación del Espíritu Santo, puesto que ya se había construido otra iglesia de San Nicolás en
Miranda de Ebro años antes. En la actualidad continúa siendo una de las
parroquias más emblemáticas de la ciudad y forma parte de una unidad pastoral junto con las parroquias de
Santa María de Altamira, San José Obrero (ambas de Miranda de Ebro) y Santa María Magdalena de
Suzana.