Escena de los primeros cursos en la década de los 70, con los alumnos en el
patio ejercitándose separados por sexos y uniformados.
El
puente que los
romanos tendieron sobre el
río Ebro para hacer pasar su calzada “Ab Astúrica Burdigalam” ha servido para dirigir los hilos de la
historia y congregar en un estratégico entorno los motivos suficientes para ir edificando en sus orillas a lo largo de los siglos una hermosa ciudad, abierta y acogedora:
MIRANDA DE EBRO, lógico, por tanto, nudo de comunicaciones, tanto del ferrocarril como de
carretera, uniendo zonas y países de
España, lo que le da ese carácter abierto y acogedor a todo el que llega, de modo que en Miranda nadie se siente forastero. Está situado a ambas orillas del río Ebro, al tiempo que recoge
aguas de los
ríos Bayas, Oroncillo y Zadorra, en terreno totalmente llano y distante 79 Km de la capital. Lo atraviesan las principales
vías de comunicación con
el norte: la carretera nacional I y el ferrocarril
Madrid-Hendaya. Fue declarada B. I. C. en 2008.
Lo rodean y viven de su influencia –algunos como
barrios– Bardauri,
Ircio, Bayas, Arce Mira Pérez, el límite con la provincia de
Álava,
Suzana y
Orón.
Poblada por los romanos, vivió los avatares de la historia y fue dominada por los árabes, a los que se la arrebata el rey Alfonso I. Comienza a adquirir importancia al abrigo del
castillo, levantado en La
Picota por el conde don Tello, cuyos restos están recuperándose. En el año 1099 le concede fueros el rey Alfonso VI, que más tarde son confirmados por el rey Alfonso VIII en 1177.
Pero su nombre aparece escrito de modo fijo en el año 1115 en la documentación del
monasterio de
San Salvador de Oña.
En el año 1366 el rey Enrique III dona el lugar a
Burgos con todas sus tierras, dominio que duró hasta el siglo XVIII. Sin embargo sus pobladores declararon en 1752 en las respuestas generales del Catastro del Marqués de la Ensenada que pertenecían únicamente al rey, es decir era lugar de realengo229.
Es histórica la arrolladora riada del río Ebro que en 1775 se llevó el puente (que fue reconstruido en 1777 por el arquitecto Francisco Alejo de Aranguren con el nombre de Carlos III) y dañó seriamente el
edificio del
ayuntamiento que fue construido de nueva planta con proyecto del gran arquitecto Ventura Rodríguez, llevado a cabo por Francisco Alejo de Aranguren y
Santos A. de Achandá-tegui en 1788.
En 1834 fue pasado por las armas en la villa el caudillo carlista Carnicer. Y en el año 1907 el rey Alfonso XIII le concede el título de ciudad.
Según Pascual Madoz en su Diccionario geográfico contaba en 1848 con 1742 habitantes230. Debido a su estratégica situación, el
comercio, la industria y las comunicaciones apostaron fuerte por el lugar y comenzó muy pronto su crecimiento demográfico, de tal modo que en el año 1900 habitaban el lugar 5.997 personas. Pero cuando se ha dado el rápido ascenso de la población ha sido en el siglo XX, presentando en 1950 un censo de 12.920 habitantes y 38.630 en el año 2000