A TI, EN TU DOLOR
Te vi sufrir
y padeciò mi corazòn.
Te vi llorar
y me angustiè.
Quise darte valor
y mi mano te brindè.
En ese apretòn
fue mi alma
que te admira
y està contigo.
Los años envejecieron tu cuerpo
pero no,
a tu siempre niño interior...
Està tu madre
en las oraciones
que en la infancia te enseñò.
Eres puro,
eres noble,
tu bondad es transparente.
Al Señor,
que màs se puede pedir,
que siempre te acompañe,
sobre todo,
en el momento de partir...
Venusina
Esta poesìa la dediquè a mi querido suegro Zenòn y a todos los que padecen como èl, una enfermedad terminal. La escribì el 25/02/94. Falleciò el lunes 17/04/95.
NATURALEZA
Madre y maestra,
recibes de Dios
tu maravillosa esencia.
Isla de verde tùnica
salpicada de dorado
y que humedeces tus entrañas
bebiendo el rìo pardo.
Permites al hombre
penetrar dentro de sì mismo,
y conectarse con el Padre
que le habla desde adentro.
Te recorro sin palabras,
para escucharte,
porque me enseñas todo.
Contigo aprendo a vivir,
a gozar de la soledad,
porque tu plenitud me acompaña.
Contemplàndote, mis sentidos vibran;
mis manos se abren al mundo
brindando tu energìa.
Observo aves atrapadas
por el magnetismo de las plantas.
Otras logran liberarse
jugueteando en el espacio.
El amor surge en tì misma,
¡naturaleza, madre y maestra!
por la elevaciòn de tu espìritu.
Venusina
Esta poesìa fue escrita hace muchos años, antes de tener un esposo y una hija. Me quedaba mucho tiempo para meditar y filosofar...
Te vi sufrir
y padeciò mi corazòn.
Te vi llorar
y me angustiè.
Quise darte valor
y mi mano te brindè.
En ese apretòn
fue mi alma
que te admira
y està contigo.
Los años envejecieron tu cuerpo
pero no,
a tu siempre niño interior...
Està tu madre
en las oraciones
que en la infancia te enseñò.
Eres puro,
eres noble,
tu bondad es transparente.
Al Señor,
que màs se puede pedir,
que siempre te acompañe,
sobre todo,
en el momento de partir...
Venusina
Esta poesìa la dediquè a mi querido suegro Zenòn y a todos los que padecen como èl, una enfermedad terminal. La escribì el 25/02/94. Falleciò el lunes 17/04/95.
NATURALEZA
Madre y maestra,
recibes de Dios
tu maravillosa esencia.
Isla de verde tùnica
salpicada de dorado
y que humedeces tus entrañas
bebiendo el rìo pardo.
Permites al hombre
penetrar dentro de sì mismo,
y conectarse con el Padre
que le habla desde adentro.
Te recorro sin palabras,
para escucharte,
porque me enseñas todo.
Contigo aprendo a vivir,
a gozar de la soledad,
porque tu plenitud me acompaña.
Contemplàndote, mis sentidos vibran;
mis manos se abren al mundo
brindando tu energìa.
Observo aves atrapadas
por el magnetismo de las plantas.
Otras logran liberarse
jugueteando en el espacio.
El amor surge en tì misma,
¡naturaleza, madre y maestra!
por la elevaciòn de tu espìritu.
Venusina
Esta poesìa fue escrita hace muchos años, antes de tener un esposo y una hija. Me quedaba mucho tiempo para meditar y filosofar...
Bien NOEMI CECILIA, son disferentes al mode de escribir mío, pero muy profundas y dicha desde dentro del corazón. Son como cartas a esos seres queridos. Como llantos que salen a la superficie, desde dentro. Son abrazos a la naturaleza. Son muy bonitas.
Así las lee todo el mundo.
Así las lee todo el mundo.