Fundación de la Orden de Santiago.
No podemos fijar de un modo determinante el año en que comenzó; pero es cierto venido a España en 1173 el Cardenal Jacinto, en clase de legado de la Silla Apostólica, aprobó la Orden y la puso bajo la protección y defensa de la Santa Iglesia Romana. Cuando volvió a la Gran Metrópoli del Orbe católico, suplico a su Santidad confirmase lo que el había dispuesto, y el Pontífice aprobó, por bula dada en 5 de julio de 1175, el establecimiento y constituciones de la Orden.
* Manuel de Iñigo y Miera, año 1863.
Consignemos algunos nombres de los que figuran en el catálogo de la Orden como caballeros eminentes en santidad y en ciencia:
* Don Juan de Austria, príncipe de la sangre imperial.
* Don Francisco de Borja, príncipe de la santidad.
* Don Francisco de Quevedo, príncipe de los saberes.
* Don Gonzalo de Córdoba, príncipe de la milicia valerosa.
* Jorge Manrique, príncipe de la encumbrada poesía.
* Hurtado de Mendoza, príncipe del buen hablar.
* Don Álvaro de Luna, príncipe de la lealtad.
* Don Diego Velázquez, príncipe del arte inmortal.
Todos ellos, príncipes de la más gloriosa milicia, cual es la Orden de Santiago.
No podemos fijar de un modo determinante el año en que comenzó; pero es cierto venido a España en 1173 el Cardenal Jacinto, en clase de legado de la Silla Apostólica, aprobó la Orden y la puso bajo la protección y defensa de la Santa Iglesia Romana. Cuando volvió a la Gran Metrópoli del Orbe católico, suplico a su Santidad confirmase lo que el había dispuesto, y el Pontífice aprobó, por bula dada en 5 de julio de 1175, el establecimiento y constituciones de la Orden.
* Manuel de Iñigo y Miera, año 1863.
Consignemos algunos nombres de los que figuran en el catálogo de la Orden como caballeros eminentes en santidad y en ciencia:
* Don Juan de Austria, príncipe de la sangre imperial.
* Don Francisco de Borja, príncipe de la santidad.
* Don Francisco de Quevedo, príncipe de los saberes.
* Don Gonzalo de Córdoba, príncipe de la milicia valerosa.
* Jorge Manrique, príncipe de la encumbrada poesía.
* Hurtado de Mendoza, príncipe del buen hablar.
* Don Álvaro de Luna, príncipe de la lealtad.
* Don Diego Velázquez, príncipe del arte inmortal.
Todos ellos, príncipes de la más gloriosa milicia, cual es la Orden de Santiago.