Pesando 56Kg. y con 56 pulsaciones al minuto en reposo, el cuerpo daba a tope.
Fueron unos años bonitos compitiendo con los más grandes.
Cuando uno se mira al
espejo y ve el cambio, se agradecen tanto los recuerdos que, lo mejor es una carcajada. ¡Ja ja ja!. Ya lo creo. Llevas razón. Es toda una metamorfosis canalla e irremediable.
Y sobre el Optimista, está claro. Sin duda.
Un abrazo.