CUANDO LOS FRÍOS DE CASTILLA TE HACEN TEMBLAR,
Aquel año de mil novecientos sesenta y tres, en su
invierno, el frío en la Ribera del Duero, se dejaba notar, y las
heladas nocturnas eran terribles. Aunque aquel
joven no le detenía nada, estaba tan enamorado de su novia, que los once kilómetros que separan dichas localidades, eran como si fuera un simple
paseo en su
bicicleta, todo parecía normal en aquella
noche de invierno cerrado, aunque muy pronto en su
camino empezaron los problemas, su rueda
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