Iglesia de
San Cipriano, perteneciente al
románico del Esgueva.
El
ábside cuenta con interesantes
canecillos.
La Iglesia es un templo románico del siglo XII que se sitúa en lo alto del
pueblo. Posee una sola nave, su planta es de
salón. Sus muros son de
piedra sillería en el ábside y de sillarejo y mampostería en el resto de
edificio. En el testero se abre una
ventana tipo
portada, cuyos
capiteles se adornan con arpías entre vástagos. Hay una colección muy buena de canecillos, variada, de buena calidad técnica e iconográfica. La
torre posee la misma fabricación que el ábside. La cubierta es de armazón de madera con un artesonado característico del siglo XIX.
En la
fachada occidental se le añade un tramo a la nave
románica de primitiva construcción. La portada la forman cuatro arquivoltas, dos decoradas con un baquetón de medio bocel y las otras con moldura prismática. El acceso al ábside se realiza por medio de un
arco triunfal doblado. La elaboración del ábside destaca por sus cubiertas de
bóveda de medio cañón y
horno en su sección semicircular. En el muro sur se ubica la torre. La forma del cubo es cuadrada, los muros son de piedra sillería y su interior es hueco completamente hasta el cuerpo de vanos donde se ubican las
campanas. Todo el templo está recorrido por un pódium. Su estilo pertenece al que está englobado en lo que se llama
Escuela del Esgueva o Románico del Esgueva. Cabe destacar los relieves de los canecillos y capiteles, entre ellos, las 25 ménsulas que aparecen reflejadas en el ábside con figuras de sirenas,
dragones y basiliscos. Esta técnica hace pensar que el artista compartía simpatía con el maestro que elaboró la última de las partes del
Claustro inferior de Silos