Es una localidad situada en la provincia de
Burgos, comunidad autónoma de
Castilla y León.
Se encuentra enclavado en el sorprendente paraje natural de Los Cañones del Ebro, en el límite geográfico que separa Burgos y
Cantabria.
Se llega a
Orbaneja del Castillo por una
carretera serpenteante que discurre por la comarca del Páramo en el
Valle de Sedano.
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CASCADA DE ORBANEJA DEL CASTILLO.
La cascada nace de la denominada
Cueva del
Agua, que encontraremos subiendo hacia el
pueblo por un
camino con peldaños al lado de la cascada y que te llevaran al centro del pueblo.
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CIRCO ROCOSO DE ORBANEJA DEL CASTILLO.
En forma de circo, los erosionados
torreones naturales forman una
muralla rocosa moldeada por la erosión de viento, los caprichos del aire y el agua. Estos riscos nos dejan ver insinuantes y diferentes formas como el denominado Beso de los Camellos.
.-CUEVA DEL AGUA.
En Orbaneja las capas de agua freática se filtran horadando las
rocas y surgiendo en forma de manantiales, lo que propicia que encontremos diferentes lugares por donde corre el agua. Estas
aguas subterráneas se acumulan en los acuíferos del páramo de Bricia y salen de forma natural por la Cueva del Agua.
Dicha cueva se encuentra presidiendo el pueblo, al fondo de la misma
plaza y dentro de ella puedes caminar un buen tramo y escuchar como retumba el ruido del agua en las paredes.
.-LAS POZAS.
A la izquierda del
puente, la corriente de agua ha formado unas pozas de fondo rocoso blanco, con un agua de
color azul turquesa y totalmente cristalina.
.- ¿Y DÓNDE ESTÁ EL CASTILLO?
Sobre todo no hay que cometer el desliz de preguntar en la oficina de turismo dónde está el castillo. No lo hay. Aunque eso no significa que Orbaneja carezca de defensas, pero las suyas son mucho más naturales. Bastará ir hasta la Cueva del Agua y dedicar un tiempo a su
mirador: desde allí se contemplan en todo su esplendor las formaciones kársticas que dan nombre al pueblo.
Estamos frente a uno de los más impresionantes conjuntos kársticos de la Península, que visto desde la distancia, asemeja las
ruinas de una antigua y ciclópea muralla. Ahí destacan los Camellos, que parecen besarse. Los lugareños, sin embargo, siempre la han conocido como la
Ventana Cerrada.
Se mire como se mire, ambos nombres tienen sentido viendo la silueta de la formación. Con un poco de suerte, y según la temporada, se podrá contemplar el vuelo de alguno de los buitres leonados que anidan en esos peñascos.