La famosa Cascada, ORBANEJA DEL CASTILLO

No hay duda de que la cascada es la imagen más icónica de Orbaneja del Castillo. De hecho, si existe algo parecido a un turismo de cascadas, tiene en este municipio de la comarca burgalesa de Páramos uno de sus destinos más destacados. La cascada brota de la Cueva del Agua a más de 20 metros de altura, en la base del circo rocoso que abraza al pueblo, proveniente de un acuífero localizado en el subsuelo del Páramo de Bricia, y salta por todas partes, divide el pueblo en dos mitades, la Villa y la Puebla, y desciende entre las casas de piedra, generando una escena de lo más fotogénica.

ESPECTÁCULO DE COLOR TURQUESA
Siguiendo su fluir, la cascada produce una serie de terrazas escalonadas en forma de pozas de un color azul turquesa extraordinario, entre musgos y líquenes que parecen eternos. Estas pozas se producen porque aunque la roca del lugar pueda parecer consistentes, la saturación de carbonatos del agua que procede de los acuíferos kársticos hace que se vaya deshaciendo, se vuelva blanda y adquiera mil formas diferentes.

BELLEZA RURAL
Son precisamente estas tobas calcáreas con las que se fueron construyendo las casas del pueblo. En la base del paredón cóncavo que sirve de alero natural a Orbaneja del Castillo, se cortaban las enormes lanchas con un tronzador especial para sacar de ellas los bloques de piedra toba que usaban los constructores. De ahí ese color peculiar que lucen las casas del pueblo, de marcado aire montañés, que se apiñan formando un hermoso casco urbano de calles empedradas y balcones de madera. Este casco urbano fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1993 y guarda las huellas de mozárabes cristianos y judíos que convivieron durante siglos, acunados por el fluir del agua que alimentaba una serie de molinos que hoy practicamente desaparecieron. Uno de los edificios más singulares que se pueden contemplar es la Casa Fuerte, visible en lo alto de una roca o la Casa de los Pobres, un antiguo hospital del siglo XVI.