Como consecuencia de ello, cuenta con varias establecimientos de turismo rural,
bares y
restaurantes. La vida secular de
Orbaneja del Castillo estuvo marcada por el arroyo -muy caudalosos en época de
lluvias- que emana de la
Cueva del
Agua y que atraviesa el
caserío para precipitarse en
cascadas escalonadas hacia en curso del Ebro que corre encajonado por su propio cañón. Éste se halla coronado por un farallón calizo en forma de
circo de relieve lleno de fantasía. En un de los huecos de la
roca se aprecia la famosa silueta de África, que siempre buscan los visitantes.