Las
aguas, a través de una serie de pequeñas
cascadas escalonadas de casi 100 metros de desnivel, llegan hasta el cauce del
río Ebro, que discurre en la parte inferior. El río Ebro abandona el
valle cántabro de Valderrible por
san Martín de Elines y se interna en
Burgos, en donde se encajona en un cañón sinuoso con altísimas paredes calizas.