La fuerza del
agua era utilizada antiguamente para hacer funcionar cinco
molinos harineros que existían en la villa, de los que solo se conservan algunos restos, como el
edificio que hoy ocupa el "
Molino de Ingrid", y que está junto a la
cascada. También uno de los molinos que aún se conservan, en otros tiempos, suministró energía eléctrica a varios
pueblos del Páramo de Bricia. El
pueblo queda colgado en la ladera, pasando casi desapercibido desde la parte baja, ya que queda casi encajonado entre las paredes del cañón del Ebro. Para acceder a la parte superior se sube por una
escalera paralela a la cascada.