Durante el reinado de los Reyes Católicos se le concedió el título de villa, quedando sus habitantes exentos de pagar impuestos. La concesión del título de villa, traía consigo una serie de reconocimientos explícitos, como determinados privilegios, como la celebración de ferias, mercados, incluso disponían de jurisdicción civil y criminal, extendiendo su jurisdicción sobre un extenso territorio.