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ORON: ARQUITECTURA Y EXORNO ARTISTICO DE LA IGLESIA PARROQUIAL...

ARQUITECTURA Y EXORNO ARTISTICO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ESTEBAN DE ORON

CARLOS DIEZ JAVIZ
JESUS ANGEL SAEZ REDONDO

INTRODUCCION

A escasa distancia de Miranda de Ebro y siguiendo la ruta secundaria que del Camino de Santiago discurría por nuestra comarca, se encuentra a orillas del río Oroncillo, el núcleo poblacional de Orón (1).
Su origen parece relacionarse con un primitivo asentamiento de campesinos que, avecindado s en Miranda de Ebro, sintieron la necesidad de instalarse en lugares más próximos a sus campos de cultivo, con lo que conformarían un reducido núcleo que a pesar de la unión administrativa y religiosa que mantuvo con la villa de Miranda, en numerosas ocasiones trató de eximirse de su jurisdicción, lográndolo en primer lugar en el ámbito civil y más tarde en el eclesiástico (2).
A pesar de tratarse de una pequeña población, cuenta con un espléndido templo parroquial del siglo XVI, cuyo valor artístico ha sido reconocido recientemente por la declaración el veintiuno de Abril de 1992 como bien de interés cultural con categoría de monumento (3).

ARQUITECTURA

Reflejo de la favorable situación económica y social que debía atravesar Orón a finales del siglo XV y comienzos de la siguiente centuria, lo constituye la construcción de su nueva iglesia parroquial de San Esteban protomártir.
Contrariamente a la norma general, nuestra iglesia se encuentra ubicada de una forma totalmente exenta al resto de las-construcciones del núcleo poblacional.
A principios de la segunda década del siglo XVI, en la cercana villa de Miranda de Ebro se han iniciado las obras de construcción de la parroquial de Santa María de Altamira bajo la dirección del cantero guipuzcoano Miguel de Mendizábal que desde la población de Ezquioga se traslada a esta comarca acompañado de una importante cuadrilla de canteros, conformada en su mayor parte por miembros de varias familias emparentado s entre sí (4).
La actividad constructiva de este cantero se extiende por una amplia comarca que comprende las provincias de La Rioja, Burgos, álava y Cantabria. En el contrato para la construcción de la iglesia parroquial de la Asunción de Briones, celebrado el veintiuno de Noviembre de 1521 entre su cabildo y maese Miguel de Mendizábal, aparecen nombrados como fiadores varios vecinos de las localidades cántabras de arzales y riojana de San Vicente de la Sonsierra (5). En la primera conocemos documentalmente que estuvo trabajando Mendizábal (6) por lo que suponemos que este cantero será el que comience a construir la iglesia de San Vicente con anterioridad a 1521.

Será este mismo Miguel de Mendizábal (7) quien se encargue de levantar la fábrica de la iglesia de Orón, como se desprende de un documento de cesión otorgado en Julio de 1567 por Juan de Ibarguren, uno de sus herederos, en el que claramente especifica que Miguel "prencipio azer la dicha yglesia de miranda e hizo otras capillas en la yglesia dellugaar de ximileo e tambien hizo la yglesia e c;iertas capillas en el lugar de orcales y en el lugar de oron" (8).
Vemos como su actividad se desarrolla en conjuntos arquitectónicos de una gran variedad formal. Así construye templos de pequeñas dimensiones y un sola nave como Gimileo, San Vicente y
Orón en los que se perciben elementos un tanto retardatarios que se aproximan a postulados del tardo gótico, sobre todo en los sistemas de cubrición de los ábsides. Junto a esto, se nos muestra como un buen conocedor de las nuevas aportaciones que se desarrollarán durante el Renacimiento, al levantar típicas iglesias de planta de salón al más puro estilo gótico-vascongado, como sucede en Miranda de Ebro y Briones, en la que incluso él es el encargado de acondiciona_ una anterior construcción a las nuevas técnicas, en las que lo predominante es la concepción unitaria del espacio (9).
La construcción de la iglesia de Orón la tenemos que poner en íntima relación con la de Miranda de Ebro dada su cercanía. Posiblemente la fecha de inicio de ambas no será muy distante, si bien su
Desarrollo arquitectónico es completamente distinto; mientras que en Orón diseña una iglesia de una sola nave con cabecera poligonal muy profunda, en Miranda de Ebro lo hace siguiendo el ejemplo de las "hallerkirtche" alemanas, con tres naves a una sola altura.

Documentalmente la figura de Mendizábal desaparece hacia 1546, momento en que es sustituido por otros canteros en las obras que estaba realizando (10).
En Junio de este año Juan Martínez de Mutio se hace cargo de la parroquial de Briones (11) y unos años más tarde, en Junio de 1549, es contratado Martín de Ibarguren para la conclusión de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro (12). Si damos por cierta la fecha de 1546 que aparece inscrita en una de las claves de la última bóveda que cubre la iglesia de San Esteban de Orón, en esta ocasión a diferencia de sus otros trabajos podemos ver como Miguel de Mendizábal ha culminado el principal conjunto volumétrico de la parroquial.
Como sucede en Miranda de Ebro, el encargado de continuar las obras de Orón será su discípulo Martín de Ibarguren quien "tomo de hazer la torre" (13) que levantará sobre el último tramo de la iglesia, siguiendo la idea diseñada por Mendizábal, que también había concebido para Miranda de Ebro
Para Mayo de 1564 Martín de Ibarguren había fallecido y será su mujer, María de Saja, quien se encarga de que finalicen todas sus obras (14). En Orón, únicamente faltaban de construir en la torre "ciertos remates e candeleros en lo alto", por ello en Junio de 1565 solicita al cabildo un anticipo de catorce mil maravedíes, correspondientes a una anualidad de lo estipulado en el contrato que ante el notario Diego de Ribaguda firmó su marido, ya que según ella "yo me he dispuesto de hazer acabar la dicha obra e por que esta no puedo yo acabar sin despensar de alguna cosa de mys bienes" (15). Su situación económica no debía de ser muy solvente puesto que al mismo tiempo a la iglesia de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro, también le solicitaba dinero ya que sus hijos "quedaron muy niños y sin otra cosa de que se poder criar" (16)'

Ante las dificultades que se debieron plantear a María de Sojo para la conclusión del trabajo, no la queda otra solución que traspasar la obra el veintiuno de Enero de 1566 a su cuñado Pedro de Albarado "para que la acabe e pinzele conforme al contrato y gaste la piedra que ella tiene trayda y lo demas sea a su cuenta e cargo" (17), obligándose a que "ponga mano en el hedefiçio de la dicha yglesia sin que pueda alzar mano della fasta que la acabe de hazer todo lo que falta de hazer en la dicha torre e candeleros que en ella se tienen que hazer" (18).
Unos días más tarde, el veintisiete de Enero, se protocolariza una escritura de concierto entre Pedro de Albarado y el cantero Miguel de Aguirre 1y por la que se obligan a concluir la obra para el día de San Juan de Junio de ese año (19). Anterionnente, este cantero ya se había encargado de continuar otra de las obras que su tío Martín de Ibarguren había dejado inconclusa: la parroquial de Miranda de Ebro para la que se firma escritura en Noviembre de 1564 (20).
Si presuponemos que todos los plazos de construcción se cumplen, como es previsible por la escasez de trabajo que queda por realizar, podemos afirmar que la iglesia de San Esteban de Orón será finalizada en su parte arquitectónica en el año 1566, siendo los encargados de realizado un grupo de canteros unidos por lazos familiares y sociales provenientes del País Vasco.

ESTUDIO ESTILISTICO

En la iglesia de San Esteban de Orón nos encontramos ante un modelo muy difundido durante el siglo XVI en poblaciones de pequeño vecindario. Se trata de un edificio de una sola nave dividida en tres tramos, cabecera ochavada de siete paños muy desarrollada y torre que se levanta a los pies, sobre el último tramo.
Este mismo esquema de planta lo encontramos en otras iglesias realizadas por Miguel de Mendizábal, como las de San Vicente de la Sonsierra y Abalos, aunque estos ejemplos se diseñan con capillas-hornacinas entre contrafuertes, de las que Orón carece.
El ámbito interno que se crea es un "todo" unificado, que se acentúa más al Carecer de diferenciación entre capilla mayor y presbiterio, así como por la ausencia de crucero. Por lo tanto, tipológicamente su esquema planimétrico obedece a una de las más comunes variantes del modelo gótico-vascongado de iglesias de planta de salón, que se relacionan con las "hallerkirtche" de raigambre centroeuropea y que triunfan en la península de mano de los canteros norteños desde principios del siglo XVI.
Exteriormente, su esquema volumétrico sigue la estructura clara y limpia de un prisma cúbico de gran horizontalidad, únicamente roto en altura por el volumen rotundo de la torre-campanario y de los estribos que compartimentan el mismo según los tramos de su interior.
El peso y empuje de los sistemas abovedados de cubrición de su única nave corresponden, en mayor medida y al contrario de lo que ocurre en el Gótico, a los propios muros de construcción que dejan de ser exclusivamente de cerramiento, aunque existen otros soportes como contrafuertes en el exterior y pilares adosados en el interior, que se reparten emparejadamente.
Los estribos son de sección rectangular y de mayor altura los de la nave que los de la cabecera. Ninguno de ellos llega a alcanzar el tejaroz rematándose en un pronunciado talud y presentando una deja, que sobre todo se hace visible en la cabecera, a los dos tercios de su arranque. Todo esto parece corresponderse con un edificio de cronología temprana dentro de los tipos constructivos del siglo XVI, o bien con un concepto arquitectónico retardatario si tenemos presente que este mismo cantero construye la iglesia de Miranda de Ebro, donde los contrafuertes llegan a la altura del tejado.
Todos los soportes interiores del templo se corresponden con pilares adosados. Los seis de la capilla mayor, cronológicamente más antiguos y que entroncan con modelos goticistas, adoptan la forma de una semicolumna adosada de sección cilíndrica y completamente lisa, que se levantan sobre alto podium cuadrangular y rematándose, a la altura del arranque de los arcos de la bóveda, con una especie de capitel formado por dos toros sin elemento decorativo alguno.
Los cuatro soportes correspondientes a los dos siguientes tramos está formados por tres semicolumnas lisas unidas de sección circular y más sobresaliente la central, con capiteles que las recorren a modo de faja en el arranque de los arcos de la bóveda y decorados con sencillos motivos vegetales.
El último tramo, que se corresponde con la torre, se sustentará con pilares cilíndricos adosados, en esta ocasión con molduras, como se aprecia en la parte alta de los mismos, ya que todo su tramo inferior se corresponde con formas modernas diseñadas a imitación del resto de la nave, tras el derrumbe del coro y su posterior remodelación en el presente siglo.
Como es característico en las iglesias construidas durante el siglo XVI, el templo se cubre con bóvedas de crucería estrellada que conforma una estructura unida, sin distinción clara entre miembros activos y pasivos, pero cuyo peso parece soportarlo los arcos formeros y perpiaños, por el mayor grosor de los mismos.
La amplia cabecera de la iglesia de Orón se cubre con una bóveda de crucería sobre arcos apuntados, cerrándose mediante simples nervios radiales convergentes en una única clave central decorado con un rosetón. Como ya hemos apuntado, se trata de la parte más antigua de la iglesia y a la vez más retardataria. Este tipo de bóvedas se suele dar en obras de cronología muy temprana, como es el caso entre otros de San Vicente de Arana en álava (21). También podemos apreciarlo en otros trabajos de Miguel de Mendizábal, los mencionados San Vicente de la Sonsierra y Abalos, a pesar de que en estos casos sean mucho más elaboradas al contar con terceletes y combados, rectos y curvos, formando la típica estrella.
Los otros tres tramos se cubren con la típica bóveda de crucería estrellada de terceletes rectos, sumamente simple, si bien en los dos primeros tramos se anima mediante cuatro conopios contrapuestos con vértices que apoyan en las claves de los terceletes.
A los pies de la nave se levanta la torre, constituyendo el único elemento que destaca verticalmente sobre el buque de la iglesia. Su planta, al igual que ocurre en la mayoría de las escasa torres edificadas en el siglo XVI, adquiere forma rectangular, únicamente alterada por los contrafuertes esquineros de orden gigante que la delimitan, siendo de sección rectangular y divididos por tres dejas los estribos situados en la intersección de la nave con la torre, alcanzando su tejadoz. Por su parte los más externos con los que se cierra el templo, conforman dos torreones circulares, siendo más ancho el que acoge la escalera de caracol que comunica la nave con el coro y el campanario, emparentándola con su vecina de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro y proporcionándola un sobrio aspecto de fortaleza.'
Verticalmente la gran masa volumétrica de la torre se divide en dos grandes cuerpos y remate separados por simples molduras. El primer tramo alcanza la altura del resto del edificio; el segundo lo conforma el cuerpo de campanas propiamente dicho, horadado por dos hileras de vanos. Finalmente, el coronamiento lo constituyen bellos pináculos sobre los contrafuertes cuadrangulares y formas cónicas sobre los torreones, a su vez divididas por sencillas impostas y decoradas con gárgolas, pinaculillos, filas de golas y grumos de tradición gótica y gran calidad artística.
La iluminación se realiza mediante vanos sitos en el ala meridional de la iglesia y a sus pies. Su número es muy escaso, condicionado por la acción de soporte que realizan los muros y proporcionando un aspecto poco iluminado y difuso al interior.
El paño sur presenta tres huecos todos ellos abocinados y recorridos por simple molduraje. El vano que se abre sobre el último tramo de la cabecera presenta arco vahído. Los restantes aparecen en los dos tramos finales de la nave, siendo apuntado el último como es habitual hasta mediados del siglo XVI, mientras que el central está modificado en época posterior adoptando forma _e arco de medio punto. El hastial se horada mediante un óculo que recuerda por su ubicación los rosetones góticos. Por último, en el paño central del ábside existe en la actualidad una apertura adintelada y cerrada que presuponemos realizada en fechas más cercanas.
La portada se encuentra desplazada al muro meridional del templo ocupando su penúltimo tramo. Su concepción es sumamente simple al conformarse mediante un arco de medio punto sin ningún tipo de decoración que la personalice. El ingreso se realiza por un amplio pórtico horadado en su totalidad por amplias arquerías semicirculares que apoyan sobre pilares de sección cuadrangular y levantado presumiblemente en el siglo XVIII.

Como aspecto general de la arquitectura del siglo XVI en esta área la decoración arquitectónica es sumamente escasa y relegada a unos concretos elementos ubicados en zonas marginales del edificio.
En el exterior la decoración exclusivamente se manifiesta en la sencilla moldura que recorre el tejadoz del edificio. El lugar donde se concentra una mayor preocupación decorativa, dentro de la austeridad general, es el coronamiento de la torre donde se entremezclan gárgolas con formas de aves y felinos, chapiteles y flameros, además de la imposta que separa los diferentes cuerpos.
De la misma forma, la decoración interior es de una austeridad cisterciense, únicamente patente en las claves, con motivos pintados recientemente de fuertes colores que quizás sustituyan a la primitiva ornamentación, y en los capiteles a modo de faja en los que alternan formas vegetales que apenas se perciben, en los primeros tramos de la nave, con otros más figurativos en el último, representando animales enfrentados que sustentan escudos, ángeles y aves, todos ellos de escasa inspiración, alejados de la vista del espectador y sin ninguna intención adoctrinante.
El aspecto externo de la obra principal de la iglesia de San Esteban de Orón se va completando paulatinamente con la construcción de varias. Capillas que la configuran como actualmente la conocemos.
Probablemente al mismo tiempo que se levanta el ochavo del templo se produce la apertura de dos vanos apuntados de doble arco enfrentados en el último paño de la cabecera. Su misión consiste en servir de acceso a dos pequeñas capillas entre contrafuertes, de planta rectangular, de menor altura que la nave y cubiertas con simple crucería de gruesos nervios. Actualmente, los ingresos están cegados y sólo se conserva en su estructura original la que se levanta en el lado septentrional, ya que su pareja sufrió un derrumbamiento de la cubierta y se reutilizó para construir una amplia sacristía, probablemente en el siglo XVIII.
La primitiva sacristía levantada a mediados del siglo XVI fue originariamente concebida, debido a la escasa importancia de las funciones que estas dependencias realizaban, como un pequeño espacio de planta irregular, ubicado en el lado norte de la iglesia, que se adapta a la forma poligonal de la cabecera entre sus contrafuertes y que se cubre con una desproporcionada bóveda estrellada de terceletes. En el interior este aspecto irregular se encuentra suavizado por la construcción de dos hornacina s bajas embebidas en los muros. Por su forma podemos emparentarla con las sacristías de las iglesias riojanas de Abalos, San Vicente de la Sonsierra y Leiva.
Configurando en planta una impresión de crucero, a partir de mediados del siglo XVI, se levantan a los dos lados del primer tramo de la nave sendas capillas particulares de similares características en su estructura. Ambas adquieren idéntica planta rectangular, se abren al interior del templo mediante rebajados arcos ojivales con decoración de moldura s en su extradós y cubiertas por bóvedas de estrella que contienen terceletes tan sólo en su tramo más estrecho y que apoyan en pequeñas ménsulas. La situada en el lado del evangelio es ordenada levantar por el cardenal Juan Martínez de Ternero mientras que la construida enfrente pertenece a la familia Salamanca.
En su conjunto la iglesia de San Esteban de Orón mantiene unas características artísticas semejantes a otros muchos ejemplos construidos durante el siglo XVI y muy repartidos geográficamente.
Se trata de templos de una concepción muy dual, pues si bien aún emplean elementos medievales, aportan como característica modernizante y renovadora de formas la creación de amplios espacios no compartimentados, hasta el punto de hacer retrotraer el coro a los pies del templo e instalarle en un espacio elevado.
La mayoría de este tipo de templos son levantados por canteros vizcaínos, guipuzcoanos y cántabros, quienes difunden su obra principalmente por el norte peninsular. Su arquitectura se ha unificado bajo el termino de gótico-vascongado, debido al continuo mantenimiento de formas constructivas del medioevo, junto a una serie de innovaciones de las que se desconocen sus modelos hispanos, pero cuyo aprendizaje se identifica con los ámbitos burgalés y riojano.
En la parroquial de Orón se nos plantean dos problemas a nivel de su estudio constructivo. Primeramente, apreciamos una diferencia arquitectónica entre cabecera y nave que se plasma en varios aspectos: la diferenciación de moldura a la altura del tejaroz, siendo más sencilla y simple en la cabecera y por el contrario compleja y desarrollada en la nave; los estribos se construyen más bajos en el ábside por tener que soportar una cubierta diferente; por último la diferente utilización de cerramientos, siendo el del ochavo de inspiración goticista y los de las naves más en consonancia con las cubiertas estrelladas del siglo XVI.
El segundo problema es de tipo conceptual y puede deberse a un cambio en el diseño de la obra, que si en un principio parece estar proyectada para contener capillas-hornacinas entre contrafuertes, a menor altura que la nave, como se realiza en las citada Abalos y San Vicente de la Sonsierra, y que en Orón se levantan en el último paño del polígono absidial, posteriormente, y tal vez por influencia de lo que Miguel de Mendizábal está realizando en la iglesia de Santa María de Altamira de Miranda de Ebro, esta idea se abandona para seguir construyendo una única nave a la que, tras su finalización, se le irán adosando capillas particulares, práctica muy común en todos los templos.
Esta idea está reforzada por el estrechamiento que se produce en el muro que cubre el espacio entre estribos del último paño de la cabecera y que tan sólo se puede apreciar desde el exterior de la iglesia.