Se trata de la llamada
cruz de Wamba. Según la
tradición, hacia el año 680 el rey visigodo Wamba fue narcotizado y tonsurado obligándole con ello a renunciar a la corona y a llevar una vida monacal. Aceptando su nueva situación, decide retirarse al
monasterio de monjes negros de
San Vicente, en
Pampliega, en donde sería enterrado.
Pasados los siglos el rey Alfonso X el Sabio, que pasó parte de su niñez y
juventud en la zona, y ante la
ruina del monasterio, decide trasladar los restos a
Toledo en 1274, conservándose actualmente en su
catedral. En el lugar en donde estuvo el monasterio y el sepulcro se levantó hacia el siglo XV esta sencilla
columna, en donde se grabó la siguiente inscripción:
“HIC FUIT MONASTERIUM SANCTI BENEDICTI. HIC JACUIT WBAMBA REX GOTTORUM”