Como uno de los
pueblos considerados más bonitos de la provincia, paso obligado de la
carretera nacional I de
Madrid a Irún y del ferrocarril “Madrid-Hendaya”, a orillas del
río Oroncillo, entre riscos y desfiladeros, en terreno desigual y cargado de
historia, como punto de separación de las tierras de la Bureba y las riberas del Ebro, se encuentra situado
PANCORBO, a 16 Km de Miranda del Ebro y 63 de
Burgos. Se encuentra rodeado por
Altable, los límites con la provincia de
La Rioja,
Ameyugo,
Encío,
Villanueva de Teba y
Santa María Rivarredonda. Muy pronto aparece su nombre en los escritos
medievales. En el cartulario de
San Millán de la Cogolla en el año 949 como “Pantecurvo” y más tarde el 1 de junio de 957 como “Pontecurvo”. E incluso el padre Enrique Flórez cita el Cronicón albendense con referencia al año 887: “Castrum seu Pontecurvum nomen est”. Su fuero, concedido por Alfonso VII en 1147, marca un hito en la historia de las libertades municipales.
En 1752 sus pobladores declararon en las respuestas generales del Catastro del Marqués de Ensenada que pertenecían únicamente al rey, al que pagaban tributos; era, por tanto, lugar de realengo.
Contaba con 1197 habitantes en el año 1848, ateniéndonos a los datos que nos ofrece Pascual Madoz en su Diccionario geográfico. No defraudó la trayectoria de la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia y creció a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX hasta llegar a 1352 personas en el año 1900. No le fue tan favorable la dura primera mitad del siglo XX y presentaba en 1950 un censo de 1156 habitantes. Y, después de sufrir la general emigración de la segunda mitad del siglo, lo termina con 380 personas en el año 2000