En el control de paso por el desfiladero se contaba con una magnífica
muralla natural de crestas rocosas, que cerraban el paso.
Completaban el cierre la
plaza mayor, el
Ayuntamiento situado sobre el cauce del Oroncillo; y el
campanario de la
Iglesia de
San Nicolás, en curiosa disposición ya que se apoya en el farallón rocoso y no en la propia Iglesia.