Fué el primer medio "rápido" de comunicación. Mediante
señales codificadas del movimiento de una bola, que se veían desde la siguiente
torre con un anteojo y se transmitían así torreta a torreta, se transmitían los comunicados. En unas pocas horas el
mensaje llegaba a su destino, tras recorrer la 50 torretas entre Irún y
Madrid. Tenía muchas limitaciones por el tiempo,
nieblas, pero era indudáblemente mas rápido que los
correos a
caballo, que aún haciendo relevos de montura en las postas, precisaban casi dos dias en hacer llegar un mensaje.
El oficio de torreros era durísimo y lo ocuparon
militares. Tras una escasa década de funcionamiento apareció el ferrocarril y paralelo a él el telégrafo por cable que por su eficacia desbanco de manera fulminante a el envío de
mensajes mediante estas torretas y con ello se abandonaron.